Mónaco: muchos fallos y un escarnio
Y no me refiero al nuevo fallo en el coche de Fernando Alonso, ni a los cinco segundos de penalización impuestos por la FIA al asturiano por hacer literalmente nada, no. El escarnio fue cosa de los Mercedes o mejor dicho de los ingenieros del vigente campeón Lewis Hamilton que le pararon a cambiar neumáticos tras el accidente de Verstappen aprovechando la salida del coche de seguridad. Sólo paró Hamilton porque el equipo de las flechas plateadas no hizo parar a Rosberg, de haberlo hecho Vettel se habría llevado el gran premio, con lo que Hamilton al salir del pit line no pudo hacer otra cosa que ver cómo le rebasaban Rosberg y también Vettel.
Después de un fin de semana que parecía iba a ser perfecto para Hamilton, tras haber conseguido la pole y la vuelta rápida en carrera, su propio equipo le robó la cartera con una decisión que parecía una broma de mal gusto e incluso intencionada ya que en ningún caso con la decisión tomada desde el muro Hamilton habría mantenido su posición al frente de la carrera. La cara del bicampeón en el podio monegasco no necesitaba ninguna explicación era como un libro abierto y se podía leer en su rostro una mezcla de decepción, rabia e incredulidad.
En el capítulo de los fallos hay pocos que se hayan librado pero me quedaré con los que han afectado directamente a los españoles. Empecemos por el sábado cuando el equipo Toro Rosso se olvidó de que Carlos Sainz pasara por el pesaje antes de que diera comienzo la clasificación oficial, una rutina que los pilotos hacen de forma casi mecánica y que le valió al madrileño perder la octava posición en parrilla por el pit lane.
Pese a todo Sainz completó una carrera brillante remontando en un trazado en donde es casi imposible remontar y volviendo primero, a arañar un nuevo punto al cruzar décimo la línea de meta y segundo, porque ha vuelto a quedar por delante de su compañero de equipo que terminó empotrado contra las protecciones. Brillante Carlos, que ha demostrado una vez más su talento y su profesionalidad a los mandos de un Fórmula 1.
El resto de fallos que, por sí mismos darían para unos cuentos artículos más, los atesora McLaren. Sí, es cierto, que Button ha conseguido para la escudería los primeros puntos, lo que seguro ha hecho respirar a más de uno en el garaje de los de Woking, pero la respiración ya les había cortado en varias ocasiones. El sábado en clasificación cuando el coche de Alonso se quedó en blanco, se paró tal cual y dejó tirado en medio de la pista al asturiano. Y el domingo cuando un nuevo componente, la caja de cambios del McLaren, que todavía no había fallado, falló y Fernando volvió al garaje andando.
El último de los fallos a reseñar, quiero pensar que es un fallo, fue la sanción de cinco segundos a Fernando Alonso por su toque con Hulkenberg en la primera vuelta. Hacía tiempo, y sigo haciendo memoria y me cuesta recordar el último caso, que los comisarios de la FIA sancionaron a un piloto por un lance de carrera. Ni Grosjean por el accidente de Verstappen, ni Ricciardo ante las quejas de Raikkonen tuvieron reprimenda por parte de los comisarios de la Federación que siguen manifestando sin ocultarlo su poco cariño hacia Fernando Alonso, aún cuando este no tiene más opciones que puntuar, y de hecho de no habérsele parado el coche el piloto español habría conseguido los primeros puntos de la temporada.
En definitiva un gran premio de locos, con mucha tela de cortar y muchos trajes que confeccionar.