Márquez necesita buscar los límites y caerse más
El pilotaje agresivo de Marc Márquez y la naturaleza inestable de la Honda, que precisa tener mucho tacto y mucho control corporal, sobre todo en el tren delantero, hacen que la única manera de recuperar el nivel sea catando la arena de las puzolanas.
En Le Mans, tras la aparición de la lluvia y el cambio de moto, se daban las mejores condiciones para que Márquez se reencontrara con el podio y quién sabe si con la victoria. Las buenas sensaciones durante los entrenamientos libres, sus mejoras en pista y las ganas de volver con mayúsculas eran la combinación perfecta para el retorno. Pero esa misma combinación llevaron a Marc al suelo en hasta dos ocasiones, la primera cunado lideraba la carrera y la segunda en plena remontada.
Marc nos ha enseñado a lo largo de estos años que hay que buscar los límites si quieres ganar, nos ha enseñado cómo lo insalvable se puede salvar y que se puede luchar contra la gravedad en las inclinadas de hasta 70 grados que uno nunca se cansa de mirar.
Pero para llegar ahí, Márquez se ha tenido que caer mucho en el pasado. Para controlar la Honda, para saber cuáles son sus límites, el ilerdense ha tenido que probar mucha arena. De hecho, en 2015 no pudo optar al Mundial, que ganó Jorge Lorenzo, por las numerosas caídas y lesiones que le dejaron fuera de la lucha por el título. En 2019, pese a que sí consiguió coronarse, lo hizo siendo el piloto con más caídas de la parrilla.
Sólo se puede recuperar la confianza recuperando, primero, el pilotaje agresivo que le ha permitido a Márquez siempre poner más peso en el tren delantero y por lo tanto darle más estabilidad a la Honda, y segundo, conociendo el límite de la moto en cada frenada e inclinación. Siempre hemos contado cómo Marc destaca del resto de pilotos porque él lleva la moto y la controla, no al revés. Una relación perfecta entre piloto y máquina construida a base de prueba y error, victoria y caída.
Caerse a estas alturas de la recuperación de Márquez entraña un riesgo, que se haga daño, y eso sería fatídico no sólo para el Mundial, sino también para su futuro deportivo. Pero se antoja imprescindible para que el piloto de Honda se reconcilie con la moto, la dome como buen caballo salvaje que es.
Seguro que son muchos los que critican a Marc por arriesgar demasiado este domingo en Le Mans, pero no hay otra fórmula. Marc no puede ser otra cosa que él mismo, un depredador sobre ruedas y todo lo demás sería un fracaso para él. Así que hay que ir en busca de los límites, echárselos en cara para poder superarlos y ser de nuevo Marc Márquez.