El ilerdense ha vuelto al primer peldaño del podio y ha colocado a Honda líder del Mundial dando un giro de ciento ochenta grados a un Campeonato que comenzó con las Yamahas ganando. El año pasado, a Márquez se le resistió la victoria en el circuito argentino, una oportunidad que no ha dejado pasar esta temporada. La victoria del de Cervera tiene un valor doble: haber sumado los veinticinco puntos que se lleva el ganador y ver como el hasta el domingo líder y favorito, Jorge Lorenzo, se caía y se llevaba el primero cero de la temporada. Espaldarazo de Honda en el campeonato y de Márquez en lo moral.
Fue precisamente en Argentina el año pasado cuando empezó a cambiar la relación entre Rossi y Márquez, después de que el español terminara por los suelos tras una lucha con el italiano que encendió la rivalidad entre ambos pilotos. Este año, el piloto de Honda no ha dado opción a un Valentino perjudicado por los cambios en el formato de la carrera, con una parada obligada para cambiar de moto. Tanto en el caso de Lorenzo como en el de Rossi los problemas de fiabilidad de los Michelín, que provocaron los cambios de urgencia, han comprometidos sus carreras. La diferencia es que Jorge terminó por los suelos, quizás por no saber esperar a recuperar confianza en los neumáticos, y Rossi terminó segundo beneficiado por las caídas de las dos Ducati en la última vuelta.
Lo importante y lo bonito es que hay Mundial y el título se va a vender muy caro. No sólo porque los tres favoritos, Lorenzo, Márquez y Rossi, están en un pañuelo sino también porque junto a ellos están casi al mismo nivel las dos Ducati y la Suzuki de Maverick Viñales, el piloto del que todo el mundo habla como el futuro de la categoría reina. El más regular será el que se proclame campeón. Lo sabe bien Valentino Rossi, que a punto estuvo de conseguir en 2015 su décimo título a costa de no bajarse del podio en prácticamente toda la temporada.
Por eso, fallos como el de Lorenzo hoy o aciertos como el de Márquez pueden hacer ceder la balanza a un lado u otro. El problema para las Yamahas es que el próximo gran premio se disputa en el Circuito de las Américas, casi un talismán para Márquez que ha ganado siempre que ha corrido allí. ¡No se puede pedir más a una competición!