Las cosas, lo hechos suelen tener por lo general un aire de normalidad. Pero a veces surgen acontecimientos y personas que rompen con los moldes con esa normalidad, también en el mundo de las motos, pese a que en este mundo casi todo traspasa lo que todos conocemos como normal. Marc Márquez es una de esas personas que se sale de los que es habitual y convierte todo lo que hace en extraordinario. El piloto leridano demostró el domingo en Laguna Seca que es un piloto de esos que aparecen cada veinte años. Sucesor de nombres como Valentino Rossi, Spencer, o Doohan pero además con un añadido, que sólo tiene veinte años y una mirada llena de ilusión ausente de miedo y que sólo hace falta mirarla para saber que este chaval se comerá el mundo.
Si bien es cierto que los dos pilotos señalados esta temporada para luchar con más credenciales por el Mundial, Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa llegaban a la cita americana tocados por sendas caídas, Márquez no desaprovechó la oportunidad de consolidar el liderato y enfrentarse con la cabeza bien alta a un circuito ratonero, con desniveles de vértigo y en el que además nunca antes había corrido. Todo hacia pensar que el ritmo de Márquez en carrera y sus trazadas imposibles le llevarían al suelo, pero le llevaron a la gloria. Sólo un genio de las dos ruedas puede darle al gran Valentino Rossi de su propia medicina. Me hubiera gustado escuchar la carcajada de Casey Stoner cuando Márquez usó el sacacorchos de la misma manera, o si me apuran, de una forma más agresiva para adelantar al italiano imitando aquella pasada de Rossi al australiano. Pero su carrera no terminó ahí. Márquez se fue a por el alemán Bradl, le pasó y se fue cruzando con la distancia suficiente la línea de meta como para frenar y celebrar el triunfo antes de traspasar la bandera a cuadros.
Tras lo visto en Laguna Seca y los achaques del resto de competidores, ahora sí que cabe pensar que Márquez puede ganar el Mundial. Casi un mes tienen el resto para preparar su retorno, su puesta a punto, y deberán hacerlo a conciencia porque Marc no tiene cara de querer ceder por muy novato que sea. Tanto Lorenzo como Pedrosa se empeñaron en correr el domingo a sabiendas de que a este jovencito no se le puede dar margen y arriesgaron para no perder el tren del campeonato. Es cierto que quedan muchos circuitos por trazar y que cada gran premio que pasa el Mundial se pone más interesante e intenso. Nos costará, a muchos, a estar tanto tiempo sin motos. Ya queda un día menos para que llegue Indianápolis.