La victoria de Vettel, un dolor de muelas
Sí, tengo que reconocerlo prefiero que gane cualquier otro piloto antes de que lo haga Sebastian Vettel y más si cruza la línea de meta a los mandos de un Ferrari. Ese dedito que tanto le gusta airear al alemán me provoca una intensa presión en la mandíbula difícil de relajar.
Imagino que entre la afición española no estaré huérfana con esta sensación, que habrá más aficionados que maldigan una realidad que al propio Fernando Alonso le debe desesperar. Ver ganar al coche que tanto quebraderos de cabeza te dio en anteriores temporadas y verle ser el mejor, porque lo ha sido durante todo el gran premio de Singapur, debe ser no se si humillante pero sí muy desagradable y más cuando las aspiraciones de tu nuevo equipo es terminar y ya.
A Ferrari le queda todavía camino por andar para estar a la altura de Mercedes, algo desdibujados en el trazado de Marina Bay, pero sin duda el rumbo parece el correcto y la motivación y el piloto también. Es un hecho que el cuatro veces campeón del Mundo ha traído ilusión y aire fresco a una escudería que por lo que fuera estaba atascada y sin engranaje. Lo que a ojos de muchos deja en duda el trabajo hecho por Fernando Alonso, que nos consta que fue mucho y de mucho valor.
Quizás Vettel esté disfrutando del trabajo realizado por el asturiano que ahora está inmerso en un proyecto de dimensiones titánicas por las dificultades que se plantean. Lo que sí hay que reconocerle al piloto español es que hay que tener mucho cuajo para sobrellevar una situación como la que está viviendo en McLaren- Honda donde no ganan para disgustos. Spa y Monza porque eran muy rápidos y en Singapur donde debían haber puntuado el calor pudo con las mecánicas de los dos monoplazas que se quedaron sin ver la bandera a cuadros.
Sin duda doble dolor de muelas por ver a Vettel subir a lo más alto junto al cavallino rampante y sufrir viendo Alonso abandonar su monoplaza sin que la carrera hubiera llegado a su fin.