La farsa de Spa, la farsa de la F1
Puedo llegar a entender que una carrera no se llegue a disputar por seguridad, pero lo que me cuesta mucho justificar es una carrera, que no es tal, de 22 monoplazas de Fórmula 1 detrás de un coche de seguridad, sin poder adelantar durante las pocas vueltas completadas, con el único propósito de repartirse los puntos de una carrera que no ha existido.
Para eso, se recoge el chiringuito y ni se consumen recursos, ni se intenta engañar al público al que está en el circuito de forma estoica, ni tampoco al que espera en sus casas frente al televisor, se reparten los puntos según la posición lograda en clasificación y punto pelota, no hace falta salir hacer el paripé, y más cuando se sabe que la situación no va a mejorar.
Entiendo que la suspensión de una prueba puede suponer mucho dinero para la Fórmula 1, además de algo o obstante pérdida de prestigio. Recuerdo muchas carreras disputadas bajo la lluvia, lluvia intensa, con coches infinitamente menos seguros que los de hoy, y en circuitos que también eran más peligrosos. Quizás nos hayamos vuelto blandos, quizás esto ya no sea Fórmula1.
Por supuesto que la seguridad debe ser un criterio principal, pero no nos olvidemos que es Fórmula 1, no es petanca, y el riesgo está implícito. De hecho es el que aporta en parte el valor a este deporte, 22 tipos dispuestos a poner a prueba las barreras de la velocidad en distintos circuitos y escenarios.
En Spa- Francorchamps el problema no ha sido tanto la lluvia, hemos visto caer más agua en Japón años y años, sino el aguaplaning que hace que los pilotos pierdan por completo el control del coche y por tanto, el monoplaza sea un elemento que puede impactar de forma incontrolada contra cualquier objeto. Pero en lugar de salir, detrás del coche de seguridad, e intentar limpiar la trazada de agua, se ha optado por mantenerse de brazos cruzados esperando a que deje de caer agua del cielo. Resultado, un fracaso y una decepción.