Podríamos haber dedicado esta crónica del Gran Premio de España al abandono de Fernando Alonso en la que podría haber sido la primera carrera en puntuar después de algunas mejoras tímidas en el McLaren- Honda… Sí, hubiera sido un argumento válido. Pero no, hoy es el día de Carlos Sainz. No se todavía si tiene más valor la novena posición en carrera luchando contra sus hermano mayor de Red Bull, el monoplaza de Kviat, o la quinta posición en parrilla en salida lograda el sábado en clasificación.
Está claro que lo primero, da valor a lo segundo y me explico. Lograr el quinto mejor tiempo sin ser el quinto coche más rápido del campeonato tiene mucho valor y un gran pilotaje detrás. La guinda fue la carrera. Estaba claro que Williams, Lotus y Red Bull buscarían su hueco, sin olvidar al Ferrari de Raikkonen que el sábado no pudo con Sainz, pero el de Toro Rosso aguantó literalmente hasta la última curva por conseguir dos puntos y cruzar noveno la línea de meta. Está claro que es un comienzo más que prometedor el que está protagonizando el piloto madrileño que tiene muy claro cuál es su objetivo, ganar. De momento aunque la tensión sigue y seguirá puesta en el bicampeón del mundo Fernando Alonso, Carlos Sainz ha demostrado ser un piloto serio, regular, muy competitivo y con un pilotaje sobresaliente. Ni un pero por el momento.
Sería bonito ver a dos españoles luchando de nuevo por un podio, algo que pudimos ver hace unos años en puntuales ocasiones, casi ya olvidadas, entre Fernando Alonso y Pedro Martínez de la Rosa o Jaime Alguersuari. Carlos Sainz y Fernando Alonso pueden ser el revulsivo de un deporte que ha perdido seguidores, bien por la sequía ganadora de Alonso o por unas normas que están desnaturalizando en muchos aspectos lo que siempre ha sido la F1. La clave para que se produzca ese duelo en pista es que los dos pilotos españoles consigan un coche mejor. Alonso en su travesía, no se todavía si por el desierto, de hacer competitivo un coches desde cero, y Sainz dejándose querer dentro o fuera de su equipo para mejorar su posición mecánica.
Ahora parece un sueño y de momento, ante la superioridad de Mercedes y la mejora de Ferrari, que nos cabrea a muchos, sólo nos queda soñar.