Cuando uno piensa que no se puede hacer mejor, llegan los pilotos españoles de MotoGp y consiguen lo que nunca antes se había logrado: copar los tres cajones del podio. Cuando uno piensa que ya lo ha visto todo, resulta que llega Marc Márquez y destroza los pronósticos remontando 29 posiciones, 23 de ellas en sólo cinco vueltas. ¿Quién da más?
Ha sido una madrugada de infarto. Cada una de las tres categorías ha dejado su huella en Motegui por algo en particular. En Moto3, quizás la carrera más disputada de todas, terminó con la mitad de los pilotos del grupo de cabeza en el suelo, entre ellos Luis Salom, y con el mayor y desproporcionado cabreo que he visto en mucho tiempo. Sandro Cortese, el líder de la categoría, veía como una caída en la última vuelta le impedía proclamarse campeón del mundo. La culpa y la bronca, innecesaria y fuera de lugar, se la llevó su compañero de equipo, Danny Kent, que metros atrás le había adelantado limpiamente. Espectáculo innecesario del que se benefició el español Maverick Viñales, finalmente segundo.
Pero lo mejor de la mañana, o mejor dicho de la madrugada, estaba por llegar. Arrancaba la carrera de Moto2 y… ¡sorpresa!, Marc Márquez se queda clavado en la salida, su moto estaba en punto muerto, y tenía que meter primera en parado viendo como el resto de pilotos, que entonces parecieron misiles, le pasaban inexorablemente.
Pero lo que para muchos es el final de un gran premio, para Márquez es un aliciente. El leridano echaba mano de su calidad y potencial y en la quinta vuelta ya era sexto, para después terminar ganando una carrera tras 29 posiciones ganadas. No me extraña que sus adversarios en la pista se desesperen porque contra alguien así es muy difícil correr. Bueno correr no es difícil, lo que es difícil es ganar.
Márquez tiene el Mundial en su mano aunque no me cabe duda de que Pol Espargaró, segundo en la general y segundo también en Motegui, luchará por el título hasta que no tenga opciones matemáticas. La guinda en la categoría intermedia la puso el triplete español en el podio. No sólo Márquez daba una lección de pilotaje sino que junto a él, Espargaró y Rabat completaron una carrera perfecta para los intereses españoles.
Y si bien es cierto que este no es el primer triplete que vemos en Moto2, el conseguido unos minutos después en la categoría reina es inédito. Pedrosa y Lorenzo suelen ser nuestras bazas para subir a lo más alto, pero en esta ocasión un chavalito de Talavera de la Reina se coló, la segunda vez que lo hace esta temporada, en el podio de MotoGP. Álvaro Bautista no ha podido celebrar mejor su renovación en el equipo de Honda Gresini que como lo hizo en Motegui. Tercer puesto y segunda Honda clasificada en carrera, en la casa de la propia marca del ala dorada.
Segunda Honda detrás de la oficial que monta Dani Pedrosa y que se proclamó vencedora en Japón. Dani sigue haciendo lo que tiene que hacer, es decir, no fallar e intentar rascar el máximo número de puntos a un Lorenzo que ya ha dejado de batallar por las victorias y está con la calculadora en la mano de cara al título mundial. Aunque Pedrosa gane en las tres próximas carreras, al de Yamaha le vale con ser tercero para ser bicampeón en MotoGp, algo que ningún piloto español ha conseguido antes.
Está claro que Jorge Lorenzo no se va a dejar ganar pero tampoco creo que arriesgue más de lo necesario sabiendo lo que hay en juego. Es una actitud lógica pero termina repercutiendo en la carrera. No hay lucha, no hay espectáculo. Creo que más de uno coincidirá conmigo si digo que las últimas carreras de MotoGp han sido algo aburridas. Tampoco puedo esperar de ellas una lucha como en Moto3, son motos distintas pero también considero que hay un término medio y es donde reside la virtud.