Tercera carrera de la temporada y segunda victoria de Sebastian Vettel con Ferrari, es decir, que lo que parecía un golpe de suerte es algo más. Todo se traduce en ritmo, ritmo y ritmo y la consecuencia más directa es que la escudería del cavallino rampante lidera el Mundial de pilotos. De nuevo, como ocurrió en Australia Vettel ha demostrado, al menos en carrera, estar al nivel de las flechas plateadas, estar al quite ante cualquier incidente y tener la convicción de que el coche le acompaña. Lo mejor, su salida. Vettel sabía que tenía que posicionarse por delante de su máximo adversario Lewis Hamilton y meter presión a Bottas, que más parece un novato que un piloto a la altura de Mercedes.
El devenir de la carrera hizo el resto, el safety car, la sanción a Hamilton y la debilidad de Bottas. Y es que Mercedes ya puede espabilar al finlandés si no quiere perder el 50 por ciento de posibilidades, ya no de ganar el Mundial sino de ganar carreras. Antes con Nico Rosberg Mercedes podía cerrar estrategias, bloquear adversarios y casi garantizarse el Mundial, que terminaba siendo una cosa entre él y Hamilton. Ahora con la falta de competitividad de Bottas, sus dudas, en definitiva, la falta de liderazgo y hambre han dejado a Hamilton huérfano en pista. El problema es que Bottas termine siendo un Massa, que le reste puntos y que no le ayude a conseguir de nuevo el título. Lo mismo que le pasó a Fernando Alonso en 2010 precisamente con el piloto brasileño que en lugar de ayudar pidió su cuota de liderazgo y al final aquello puntos fueron decisivos para que Vettel se llevara el Mundial.
El piloto alemán ya es perro viejo y sabe que al menos tiene un tiro a puerta y los está aprovechando con todas sus fuerzas. Es más que evidente que Vettel estará siempre ahí esperando el hueco, la duda o el fallo. Y sinceramente, sigo pensando que el Mercedes es muy superior pero el equipo no es tan fuerte como en las temporadas pasadas. Tienen mejor motor, mejor chasis y mejor punta, y todavía mucho margen de mejora. Es pronto pero hay guerra y eso está bien, divierte a la afición y aporta un poco de emoción que ya nos hacia falta. La pena, la verdadera pena es que Fernando Alonso sea ajeno a toda esta lucha, que está peleando con pilotos muy inferiores, teniendo que llevar el coche a su límite para luchar por entrar en puntos para que luego de nada sirva porque no el monoplaza no resiste. Y esta vez fue a una vuelta para el final, una auténtica tragedia para el asturiano. Tampoco le fueron bien las cosas a Carlos Sainz que tras una salida y una primera vuelta geniales terminó en le puzolana al impactar contra otro monoplaza en su salida del pit. Y es que corren malos tiempos para los nuestros. Cuánta falta nos hace una alegría, la pregunta es cuánto tendremos que esperar.