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Este año nuevo nos falta algo, pero…

Desde el pasado 1 de enero de 2008, y este año también, nos falta algo a los amantes del automovilismo en los primeros días de enero: El Dakar auténtico. Recuerdo que cada año esperaba con ansias el inicio de unas de las carreras más emocionantes por el desierto africano. Sin embargo, ya hace un año que la organización decidió anularlo por razones de seguridad, algo totalmente comprensible por otra parte.
 
Pero a diferencia del año pasado, 2009 tendrá un reemplazo que, espero, estará a la altura de los pasados Dakar aunque seguirá faltando la impresionante llegada en las orillas del Lago Rosa de Senegal. Es lo que hay y Sudamérica, aunque realmente sólo Argentina y Chile, tendrá el honor de recibir a los mejores pilotos de Rally/Raid del mundo. Es probable que en los próximos años, el Dakar tradicional vuelva pero en el caso de que esta edición sea un éxito –no tiene porqué no serlo– debería instalarse como una carrera permanente tanto por su dureza como por los inigualables paisajes que nos regalará.
 
Sin embargo, falta algo para que este nuevo Dakar sea realmente atractivo: que pase por otros países de la región para convertirse realmente en un Raid sudamericano. No se trata de poner en peligro a los pilotos (cada uno sabe a lo que va) sino a explorar nuevas zonas que podrían enriquecer la carrera. Además de Argentina y Chile, los pilotos podrían también competir a través del altiplano boliviano, alguna zona selvática de Brasil o Paraguay y también a través de las impresionantes quebradas y montañas andinas de Perú.
 
En el caso de este último país tenemos el ejemplo de la emocionante e increíble prueba de Caminos del Inca, cuya dureza ha sentido en carne propia tanto Juha Kankkunen, en 2007 como Hannu Mikkola en 1970. Para los que hemos tenido la enorme suerte de cubrir para un medio de comunicación dicha prueba hace ya varios años (en mi caso 1997) sabemos que hay algunas zonas que pondrían inútilmente en peligro la vida de los participantes. Pero hay otras zonas (como el Ayacucho-Cusco de unos 600 kilómetros) que destacan tanto por la belleza (los Andes regalan postales increíbles) como por la exigencia del recorrido y el medio (con una altitud media de 3.900 metros).
 
Sea como sea, y planes de futuro aparte, lo que tenemos frente a nosotros es una aventura tan emocionante como la africana. Será distinta por las características del recorrido pero sin duda tendrá atentos a todos los amantes del Rally/Raid. España, como siempre, tendrá a varios pilotos, tanto en coches como en motos, con grandes posibilidades de hacerse con la victoria.
 
 

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