Nunca antes durante la temporada habíamos cosechado tan buenos resultados en el Mundial de Motociclismo. Si bien es cierto que el triplete, que en otras temporadas los nuestros lograron a pares, no se ha podido alcanzar hemos estado más cerca que nunca con la segunda posición de Jorge Navarro en Moto3, su mejor resultado en su carrera deportiva en el mundial, doblete en Moto2 con Tito Rabat y Alex Rins, y doblete también en MotoGP con dos carrerones de Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa que brilló como hacia tiempo que no brillaba.

Aragón fue enteramente español con banderas en todos los podios y en todas las gradas. Gradas que enfurecían, vibraban al paso de los pilotos españoles que dieron un auténtico recital de motociclismo y de fiesta al celebrar con esas gradas y junto a esas banderas sus victorias. No se podía haber rendido mejor tributo a todos los moteros que desde el viernes habían abarrotado el circuito de Motorland en Alcañiz.

Una fiesta que tuvo su máximo exponente en la carrera de la categoría reina. Si restamos la caída de Marc Márquez en las primeras vueltas, los nuestros estuvieron simplemente soberbios. No soy exagerada en calificar con un diez la carrera de Jorge Lorenzo que sólo en la primera vuelta ya había conseguido meterle medio segundo a Andrea Iannone y provocó con su ritmo la caída de Márquez.

El mallorquín no aflojó en ningún momento el puño del gas y demostró porqué debe ser este año campeón. Y de diez también fue la carrera de Dani Pedrosa que pese a salir tocado de su hombro plantó cara como nunca a Valentino Rossi al que le obligó a aflojar el ritmo y conservar los puntos que le daba la tercera posición. Si Pedrosa fuera así de combativo, eficaz y rápido todas las carreras estaríamos hablando de un Mundial a cuatro y no a tres como ha ocurrido estos dos últimos años.

Obligar a Rossi a conformarse con la tercera posición es todo un mérito y levantar a la grada como lo ha hecho Dani con una pasada tras otras sin rendirse en ninguna curva, merece el aplauso y el reconocimiento a un pilotazo que nos ha recordado en Aragón porqué ha sido tres veces campeón del mundo.