De mal en peor
Da cierto regustillo que truene, aunque sea una vez, en los equipos donde no hay intereses españoles. En esta ocasión dejaremos a un lado a McLaren, que tiene sus propios problemas, no se vayan a crear, y nos adentraremos en el mundo Ferrari. Este año hará diez años que la escudería del cavallino rampante no gana un Mundial. Kimi Raikkonen tiene el honor de ser el último piloto que llevó a lo más alto al equipo italiano que desde entonces se podría decir que ha ido de mal en peor. Estuvieron muy cerca de volver a sentir la gloria el primer y segundo año de Fernando Alonso en el equipo. Como recordarán el primer año el Mundial lo perdieron en la última carrera ante Red Bull debido a una estrategia nefasta que le valió al piloto asturiano, posiblemente, uno de los momento más duros de su carrera deportiva; el segundo también se decidió en el último gran premio ante el mismo rival, Red Bull y con el mismo resultado la derrota. Desde entonces las distancias con los equipos de cabeza no han hecho más que aumentar. Su forma de trabajar, la falta de un proyecto serio, un asunto que hemos comentado en más de una ocasión, llevaron a Fernando a huir del equipo. Por supuesto en ese momento todo parecía culpa del español, que si el carácter de Alonso es muy especial, que si había perdido la motivación y lo apostaron todo a una nueva baza llamada Sebastian Vettel. El alemán venía de ser el piloto que con Red Bull había privado a Ferrari y a Fernando Alonso de tener al menos dos coronas más, venía con ganas, con nuevas ideas y con la intención de demostrar que sus cuatro mundiales no eran fruto exclusivamente del coche. Con Sebastian Vettel recién llegado a Ferrari la historia fue similar, no optó por el Mundial como sí hizo Fernando, pero ganó alguna carrera y devolvió algo de confianza al equipo. Dos temporadas después ni Ferrari confía mucho en Vettel y Vettel confía todavía menos en que su monoplaza pueda siquiera acercarse a los Mercedes.
Este año Ferrari tenía una oportunidad para reinventarse y recuperar algo de los años de gloria que vivió con Michael Schumacher, con los cambios en aerodinámica y la eliminación de los tokens de desarrollo, pero no parece que las cosas estén saliendo de distinta manera que los dos últimos años… Miedo es, literalmente, lo que le da a Vettel su nuevo coche con el que tendrá que pelearse para quedar, al menos, por delante de los Red Bull. La cosa no pinta bien si además tenemos en cuenta que la motivación de Vettel se ha diluido como una azucarillo y el alemán tiene la cabeza puesta en la temporada 2018, momento en que espera la llamada de Mercedes , su última oportunidad para volver a ser campeón. Lo mismo que Fernando Alonso.