Este fin de semana podríamos hablar de la remontada de Fernando Alonso en el Gran Premio de Portugal o del meritorio noveno puesto de Márquez tras dos nuevas caídas en Jerez, pero la historia en esta ocasión se ha escrito en la categoría pequeña del Mundial de motos, Moto3, y se llama Pedro Acosta.

Este murciano de tan sólo 16 años ya forma parte de la historia del motociclismo al convertirse en el único debutante en la historia del Mundial que consigue subir al podio en las primeras cuatro carreras disputadas. Y no sólo ha subido al podio, sino que además se ha impuesto, ha ganado tres de las cuatro carreras disputadas, colocándose como líder del Mundial a más de 50 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado, algo que ha pulverizado todos los récords.

El propio Márquez se fijó en él desde la primera carrera y nos lo advirtió. "Es especial, pilota de una manera muy diferente". Este domingo en Jerez, el piloto de Mazarrón ha demostrado una vez más su inusual talento. Pese a salir desde la decimotercera posición en parrilla, Acosta ha demostrado la decisión de un piloto veterano y la habilidad en las curvas y en el control de su moto, la KTM, de un campeón del mundo.

Todos le miran y él prefiere mirar a otro lado, demasiados focos puestos sobre él demasiado pronto. Sin duda se ha convertido en la nueva atracción del Mundial y ha devuelto la emoción y las miradas a la categoría pequeña, Moto3. Su equipo y él mismo saben que tanta expectación puede cegar a cualquiera, y sobre todo a alguien tan joven. Por eso él y todo su entorno, de forma muy acertada, han optado por aislarle y tomar una actitud algo cholista, partido a partido, para no dejarse deslumbrar por la ambiciosa opción real de ganar el Mundial en el año de su debut.

Pase lo que pase, el hito ya está hecho y este piloto de marcado acento murciano con la mirada de un niño y el pilotaje de un veterano ya puede estar más que satisfecho, independientemente de lo que pase de ahora en adelante. Sólo se le puede pedir que siga disfrutando encima de una moto como ha demostrado hacerlo hasta ahora, porque sólo así seguirá dejando su impronta, su magia y con ello sus éxitos. A Pedro Acosta habrá que seguirle de cerca, aunque sea en bajito y sin hacer ruido para que no se descentre y siga brillando.