Esta vez no hay excusas: Marc Márquez se ha equivocado, y mucho. Y lo peor es que las maniobras del piloto español durante el Gran Premio de Argentina no hacen sino dar razones a aquellos que le crucificaron tras la supuesta patada de Rossi en Sepang.
No todo vale, y menos cuando se va con una moto a más de 200 kilómetros por hora. El Gran Premio de Argentina va a suponer un antes y un después para Márquez y para el devenir del Mundial de MotoGP, sobre todo por la tensión que se ha vuelto a reavivar entre él y Valentino Rossi que esta vez sí tiene más que razones para estar enfadado.
Además, el incidente con Rossi se produjo después de que Marc ya hubiera sido sancionado en dos ocasiones durante la carrera. La primera tras arrancar y conducir en sentido contrario en plena parrilla de salida, tras pasársele la moto, y que fue sancionado con un drive through. La segunda, y más grave, tras un adelantamiento imposible y precipitado a Aleix Espargaró, cuando estaba remontando desde atrás. Ya el adelantamiento a Aleix fue innecesario, Marc podía haber esperado a la siguiente curva para adelantar ya que estaba siendo un segundo más rápido que el resto de pilotos, pero su impaciencia incomprensible y kamikaze casi provocó la caída del piloto de Aprilia.
Lo que salvó Aleix no lo pudo salvar Valentino, que se fue al suelo por culpa de Marc tras pisar la hierba con el neumático delantero. Lo más reprochable es que Marc no tenía necesidad de mostrarse tan agresivo e irresponsable, los máximos favoritos al Mundial tampoco estaban en las primeras posiciones, no era ni la última vuelta, ni luchaban por el podio y su ritmo de carrera era lo suficientemente bueno como para hacer las cosas con más tiento, calma y cabeza.
Pero está claro que Márquez perdió la cabeza por completo. Su problema en la parrilla le descolocó, algo que no se puede permitir un campeón como él, con su experiencia. La imagen que dio el piloto leridano en Argentina fue la de un piloto engreído que se cree que está solo en la pista y que todo le está permitido. Al menos pidió disculpas, pero la verdad es que de nada sirven las disculpas, sobre todo a Valentino, ya que venía de pedir disculpas a Espargaró.
Creo, aunque me pese, que Dirección de Carrera le debía haber sacado bandera negra debido a su forma de conducir en Argentina, cruzando los límites de lo permitido por seguridad pero también por deportividad. Es un día triste porque no puedo más decir que la actuación de Márquez ha sido toda una decepción, no me esperaba ese comportamiento de un campeón como él. Ahora Marc deberá asumir el error y entonar el mea culpa tantas veces como sea necesario, aunque lo que no va a poder evitar es que la tregua entre él y Valentino se haya roto.