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¡Arráncalo, por Dios!

Alonso, derrotado por el 23

Todo el mundo lo esperaba, casi nadie dudaba de su aparición, aunque con más dudas que certidumbres. Cuando salió fue el peor enemigo de Fernando Alonso. No hablo ni de Red Bull ni de Mercedes, me refiero al coche de seguridad. En todos los años que se ha disputado el Gran Premio de Singapur, el coche de seguridad ha sido uno más, el número 23 de la parrilla. Y como tal actor principal siempre ha tenido consecuencias, a veces para unos y otras para otros. En esta ocasión el "safety" terminó con el ataque de Fernando contra el Red Bul de Sebastian Vettel y su segunda posición. Ferrari, con el asturiano a la cabeza, decidió cambiar a una estrategia de dos a tres paradas para mejorar su rendimiento en pista, obligar a Red Bull a responder y en definitiva para adelantarles en el pitstop.

La maniobra parecía perfecta hasta que un accidente en pista obligó a salir al temido coche, que permitió a los Red Bull conservar algo sus neumáticos duros y ahorrarse una parada. El resultado el de todos conocidos, Fernando se quedó fuera del podio en una carrera muy dura, de pura estrategia y que, como en los viejos tiempos, se anotó la escudería del Toro, con el permiso claro de Lewis Hamilton, que demostró su superioridad desde el principio.

Pese a que Mercedes eligió para el piloto inglés la misma estrategia que eligió Fernando, el poderío del Mercedes dejó margen de maniobra a Hamilton, no sin sufrimiento para Lewis, que tuvo que estirar sus neumáticos prácticamente hasta ver las lonas. El piloto inglés no se podía permitir no ganar el mismo día en que su compañero de equipo, Nico Rosberg, firmó su segundo abandono de la temporada. El liderato le esperaba al cruzar la línea de meta y así fue como Hamilton sacó fuerza, conducción y sangre fría para marcar vuelta rápida tras vuelta rápida, con unos neumáticos más que gastados. La brillante carrera de Hamilton, reflejada después en su cara durante la celebración del podio, contrastaba con la que vimos de Rosberg de impotencia y rabia al intentar arrancar el coche en el pit, tras muchos problemas en pista que comenzaron desde la salida, la cual tuvo que emprender desde el propio pit.

Como dicen los futboleros cuando un equipo está a punto de ganar una liga, quedan cinco carreras que serán como cinco finales para los dos hombres de Mercedes. Sin olvidarnos del último gran premio que valdrá doble. Es decir, todavía no hay nada decidido, aunque la victoria de Hamilton tensa la cuerda un poquito más en el interior del garaje de Mercedes.

En cuanto a Fernando Alonso estuvo bien el ataque, síntoma de aspirar a lo máximo, la lástima es que una estrategia más conservadora le hubieran llevado al podio. Entiendo que cuando no te juegas nada, más que puntuar, puedes lanzar maniobras más agresivas probar suerte y esperar el fallo del adversario, pero esta vez, ya como muchas tantas Ferrari se quedó con la peor baza y perdió su apuesta. En quince días, el GP de Japón.

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