Volkswagen cierra el círculo de su octava generación con este brutal Golf R, la variante más potente de la gama que presume ahora de más potencia y más control. Esta es la quinta generación del modelo, desde que en 2002 viera la luz por primera vez, en forma de Golf IV R32.
Ahora bien, entremos en faena con este nuevo modelo, un modelo que destaca, sobre todo lo demás, por su potencia. Bajo el capó nos encontraremos con un propulsor 2.0 TSI que ha sido aumentado de potencia hasta los 320 CV. Esto significan 20 más que la generación anterior, la misma cifra en la que se incrementa su par motor, que pasa de 400 a 420 Nm. Para gestionar todo este tifón de prestaciones, el Golf R 2020 recurre a una transmisión automática DSG de doble embrague y siete relaciones y, como es habitual en este modelo, a un sistema de tracción total.
En este caso, la tracción integral presenta novedades de peso. Y es que, gracias al denominado R-Performance Torque Vectoring, el coche no solo reparte la motricidad entre los dos ejes, sino que también lo hace entre las dos ruedas posteriores. Con todo esto sobre la mesa, el Golf R es capaz de pasar de 0 a 100 en 4,6 segundos, mientras que su velocidad máxima se queda en 250 km/h (limitada electrónicamente), aunque podemos aumentarla hasta los 270 km/h si elegimos el paquete opcional R-Performance.
Otro pilar sobre el que se apoya sobremanera este Golf R es su chasis. Este se presenta una altura rebajada en 20 milímetros respecto a la gama Golf, y 5 menos que el GTI. También, tenemos de serie una dirección progresiva que cuenta con desmultiplicación directa. El utilizar nuevos algoritmos para el software, el coche reduce el trabajo sobre el volante en las maniobras de aparcamiento, mientras que a altas velocidades y en zonas mas viradas, las manos se moverán menos sobre el volante.
Como es habitual, el coche cuenta con un asistente de conducción con varios programas a elegir: Comfort, Sport, Race e Individual. El Race se puede activar directamente desde un botón específico del volante, aunque ahora goza de dos nuevos perfiles. El primero se denomina Special, y su virtud es que la suspensión DCC se adapta de una manera más suave que en el modo Race. El segundo perfil es el más interesante para los más 'hooligans', pues se denomina Drift. Con este sistema activado, y unas buenas manos, podremos convertir el Golf R en un verdadero sufrimiento para los neumáticos, que chillarán y humearán hasta que digan basta.
El último pilar sobre le que se sustenta semejante máquina es su estética, con un aspecto mucho más deportivo y agresivo y con elementos que hacen de él una auténtica bestia. Uno de los más destacados, además de sus enormes llantas o su alerón, es el sistema de escape con cuatro salidas firmado por Akrapovic, que hará que el sonido de nuestro motor ronroneé como un gatito o ruga como un león enfurecido.
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