Con la llegada de las buenas temperaturas las carreteras vuelven a llenarse de motoristas. Muchos amantes de las 2 ruedas dejan de usar la moto en los meses de más frío y lluvia por la incomodidad o el peligro, pero usar la moto en los meses de primavera y verano también tiene algunos riesgos.
Y es que, el calor hace que muchos motoristas se relajen con las buenas prácticas de seguridad. Las protecciones se ponen sobre el cuerpo y las buenas temperaturas animan a todo lo contrario. Esta actitud no puede ser una excusa para renunciar a los elementos de seguridad básicos, ya que las consecuencias en caso de accidente pueden ser catastróficas.
Lo primero es el casco
El casco es el elemento de seguridad más importante para el motorista. Es obligatorio para todo tipo de desplazamiento en motos, independientemente de la cilindrada, y ya son muy pocos los que no lo utilizan. De hecho, en 2014 sólo murieron en accidente 2 motoristas que no lo llevaban, según los datos de la DGT.
Sin embargo, la llegada de las altas temperaturas puede hacer que los usuarios de las 2 ruedas se decanten por un casco de menor protección para ir más frescos. Existen 3 tipos de casco en el mercado: los jet, los modulares y los integrales.
- Los cascos jet. Son especialmente populares en los meses de más calor porque no acumulan tanto calor como el resto. Dejan al descubierto la parte inferior de la cabeza, el mentón y la totalidad de la cara. Están homologados y son legales, pero ofrecen un grado de protección muy bajo, dado que no protegen contra muchos de los golpes más habituales en una caída, como los que se producen en la barbilla, un 34,6% del total según un estudio de la Universidad de Hannover.
Dentro de esta categoría hay que distinguir entre los cascos jet que cuentan con una pantalla y los que no. Estos últimos son los más peligrosos ya que no sólo no protegen la cara de los golpes en las caídas, sino que tampoco actúan contra el resto de posibles agresiones que puede sufrir la cara en la carretera, como insectos, pequeñas piedras que "saltan" al paso de un coche, o simplemente a las altas velocidades del viento.
- Los cascos modulares. Permiten desplazar hacia arriba y hacia abajo la mentonera. De esta manera, un mismo casco puede ser utilizado como integral o como jet dependiendo del momento. En caso de utilizarse con la mentonera subida tiene los mismos riesgos que uno sin mentonera: golpes en la parte baja de la cabeza y falta de protección para los ojos.
Estos cascos pueden ser una buena solución para algunos profesionales que se desplazan en moto constantemente a lo largo de su jornada laboral pero con frecuentes interrupciones. Repartidores, carteros, mensajeros o incluso policías son algunos ejemplos. Estas personas podrían llevar el casco completamente bajado cuando van conduciendo, pero no tendrían que quitárselo cada vez que bajen de la moto, solo tendrían que subir la pieza inferior.
Si la mentonera va bajada, el casco tiene, teóricamente, la misma resistencia que un casco integral. No obstante, es importante que el motorista se fije bien en la etiqueta antes de comprarlo. Y es que existen en el mercado algunos cascos de este tipo cuya mentonera no ha conseguido pasar las pruebas de resistencia mínima y aun así han conseguido la homologación. Eso sí, como cascos jet y no como integrales.
- Los cascos integrales. Es la opción de seguridad más completa para el motorista. Cubren la totalidad de la cabeza, incluida la cara y la barbilla y, por tanto, son mucho más seguros que los otros tipos de casco. Aun así, es importante no escatimar demasiado el dinero invertido en este artículo. No todos los cascos integrales son iguales y puede que ahorrando unos euros en su compra se esté adquiriendo algo menos de protección para una zona tan delicada.
Además, no tienen porqué ser tan calurosos. Los cascos integrales más modernos integran sofisticados sistemas de ventilación que permiten ir protegido en verano sin pasar demasiado calor.
Los guantes
Los guantes son un elemento muy importante para proteger al motorista y del que también suelen prescindir en los meses de verano, especialmente aquellos que se desplazan por la ciudad. En caso de caída, las manos suelen ser lo primero que toca el suelo, en un acto reflejo por parte del conductor, que extiende brazos y manos para minimizar las consecuencias del impacto.
Además, también son un elemento de protección y confort incluso antes de caerse de la moto. Y es que, las manos pueden sufrir, al igual que la cara, el impacto de pequeños fragmentos de piedra o insectos. Son la parte del cuerpo más avanzada en un motorista, la primera que recibe las agresiones.
El uso normal de la moto, más allá de improvistos, puede generar problemas en las manos que se solucionan con un par de guantes. El mismo roce de las manos con el manillar, a lo largo de un periodo largo de tiempo, puede provocar ampollas y rozaduras.
Por todo esto, los guantes siguen siendo necesarios en verano si se va a montar en moto. Lo mejor es hacerse con unos de piel y con protecciones rígidas en dedos y palmas. Los hay diseñados especialmente para los meses de calor, con perforaciones que permiten el paso del aire. A diferencia de los cascos, suelen ser un elemento de seguridad barato, de entre 20 y 40 euros en la mayoría de los casos, por lo que es más asequible contar con dos pares para utilizar según la época del año.
La chaqueta
Ya hay muy pocos moteros que olviden el casco al subirse a su montura, y el uso de guantes se va imponiendo, pero pocos se acuerdan de proteger el resto de su cuerpo en condiciones. En ciudad es raro encontrar a motoristas que lleven un equipo adecuado, y mucho menos en los meses de verano.
Es muy importante contar con una buena protección para el torso, ya que cobija la mayor parte de los órganos vitales y es muy sensible a una caída. En caso de impacto directo hay poco que se pueda hacer, sin embargo la mayor parte de los accidentes de moto presentan más bien rozaduras o arrastres por el asfalto. En estos casos los daños se pueden minimizar si se cuenta con una chaqueta gruesa de piel que actúe como barrera entre la piel y el asfalto.
En los meses de verano se puede optar por una chaqueta de un material textil pero equipada con protecciones rígidas. Existen multitud de modelos en el mercado y permiten contar con una protección contra este tipo de accidentes sin renunciar a la comodidad.
Más protecciones
Botas altas de motorista, rodilleras, pantalones de cuero, fajas o espalderas son algunos de los elementos que se interponen entre el motorista y la cama del hospital. El calor no invita a equiparse de pies a cabeza, pero los riesgos de un accidente son los mismos en cualquier época del año.
En verano es recomendable mantener todos los elementos de protección y añadir una medida más: hidratarse frecuentemente. Las altas temperaturas pueden hacer que el motorista pierda líquidos muy rápidamente, por lo que beber agua cada poco tiempo es una medida de seguridad básica cuando los termómetros suben.
Protegerse de todos los riesgos
En caso de accidente, los riesgos son variados, tanto personales como materiales. Otro elemento de seguridad que nunca debe descuidarse es el seguro de moto. En caso de contar con uno sin las prestaciones adecuadas, el motorista puede encontrarse sin asistencia en carretera y, en caso de accidente o robo, hasta sin moto.
Además, su precio está también a la baja. Según un reciente estudio del comparador online Rastreator.com, el coste del seguro de moto ha bajado un 10 por ciento en el último año. En mayo de 2015 la prima media se situó en los 223 euros, 473 si se opta por uno a todo riesgo. Además, muchos de estos seguros incluyen entre sus coberturas el deterioro o la pérdida del equipamiento de seguridad como el casco o las chaquetas y botas.