Bentley es una de esas marcas 'prohibidas' para cualquier persona... salvo en sueños. La calidad, el lujo, la imagen de marca, la tecnología son características de unos coches que están, sin duda, entre los sueños de todo aquel que confía en que un día le toque la lotería.
Además, de esa imagen de marca clásica de absoluto lujo, la firma inglesa cuenta desde hace años, cuando fue integrada en el Grupo Volkswagen, con lo mejor de la tecnología alemana. Una mezcla perfecta de tradición y modernidad que da como resultado productos como este Bentley Continental GTC que suele verse aparcado en escenarios como el casino de Montecarlo.
La versión cabrio que probamos estrena un motor 4.0 V8 de inyección directa y doble turbo con una nueva caja de cambios automática con ocho relaciones para sacar mayor rendimiento y menor consumo. Y hay mucho rendimiento que sacar de un propulsor que permite alcanzar los 301 km/h de velocidad máxima y que pasa de 0 a 100 km/h en sólo 5 segundos.
Pero eso, con perdón, está al alcance casi de cualquier superdeportivo. Lo que sólo puede ofrecer una marca como Bentley es el lujo máximo y el confort absoluto que ofrece a sus ocupantes. El interior del coche es un muestrario de materiales de la máxima calidad y exclusividad: cuero de terneras británicas con demoninación de origen, maderas exóticas, cromados...
Las butacas delanteras están calefactadas y ventiladas, tienen función masaje y a la altura del cuello expulsan aire caliente por si queremos ir sin el techo de lona y la temperatura exterior no acompaña. Detrás dos plazas más que no están mal en cuanto a espacio, pero obligan a ir un tanto de lado por su diseño y por la voluminosa consola central. Y si abrimos el maletero nos encontramos con capacidad casi ridícula -260 litros-: lo justo para unos palos de golf...
¿Y a quién le importa la capacidad del maletero? Cuando uno tiene lo más de 220.000 euros que cuesta esta joya, seguro que puede resolver cómo llevar el equipaje.
Aquí tienes más información sobre el Bentley Continental GTC.