El segmento de los coches compactos es el más importante de todos por su volumen de ventas, no en vano durante el año pasado alcanzó los 20 millones de unidades en todo el mundo, y de ellas casi un 50% fueron modelos con carrocería sedán, como el Citroën C-Elysée.
Diseñado en Francia, el desarrollo de esta nueva berlina se basa en la plataforma del último Citroën C3, pero con cambios considerables ya que dicha plataforma se ha alargado, se ha aumentado la distancia entre ejes –llega a 2,65 m–, las vías se han ensanchado y se da protagonismo a un mayor voladizo trasero. El C-Elysée es un coche de clara vocación familiar, con una longitud de 4,43 metros, en el que enseguida se nota el gran espacio disponible para los pasajeros de las plazas traseras o se aprecia el gran volumen de su maletero, con 506 litros de capacidad.
Otro punto importante del pliego de condiciones del C-Elysée, dentro de su vocación internacional, tiene que ver con sus trenes de rodadura y los materiales elegidos, ya que es un modelo dirigido a países con unas condiciones climáticas muy distintas y que presentan una gran variedad de carreteras. De ahí que antes de llegar al mercado el C-Elysée ya haya recorrido más de cuatro millones de kilómetros, que se haya optado por una buena altura al suelo –14 cm– o que disponga en su carrocería de muchas más fijaciones atornilladas, en lugar de las grapas que con el paso del tiempo se deforman más fácilmente.
La oferta mecánica en la gama C-Elysée incluye dos motores de gasolina VTi, de 72 y 115 CV, y un turbodiésel HDi, de 92 CV. Con éste hemos realizado más kilómetros durante nuestra toma de contacto, pues con seguridad será el más demandado, ya que en España el 80% de los coches que se venden en esta categoría son diésel. De este 1.6 HDi, Citroën ya ha vendido seis millones de unidades, lo cual es toda una garantía.
Con el de 115 CV realizamos un breve trayecto por vías rápidas cercanas a Barcelona, con buenas sensaciones al volante. Este motor lleva una culata de cuatro válvulas por cilindro, admisión variable y una bomba de aceite de caudal variable. El 1.2 VTi de 72 CV y tres cilindros ofrece un consumo, sin utilizar la ayuda de un sistema Stop&Start, de 5,2 l/100 km.
El comportamiento del C-Elysée es muy gratificante, según constatamos por el sinuoso y resbaladizo trazado hasta las proximidades del Tibidabo. Una berlina fácil de conducir, confortable a la hora de filtrar el asfalto irregular y eficaz en el paso por curva, aunque una dirección algo más ligera de movimientos sería perfecta.
En equipamiento Citroën va a ofrecer dos niveles: Seduction y Exclusive. En el primer caso la dotación incluye aire acondicionado, radio-CD mp3, bluetooth, conexión USB, ordenador de viaje, faros antiniebla, control electrónico de estabilidad ESP y cuatro airbag –no lleva de cortina–, como elementos más destacados. En la terminación superior se añaden los elevalunas eléctricos traseros, función máx para el aire acondicionado, apoyabrazos central delantero, volante y pomo forrados en cuero, inserciones cromadas en el paragolpes delantero y en los marcos de las ventanillas, llantas de aleación de 16 pulgadas, control de crucero –excepto en el VTi 115– y los sensores traseros de ayuda al estacionamiento, entre otros detalles. Elementos como el navegador sólo están disponibles dentro de la gama de accesorios.
Es evidente que, a nivel de acabado, Citroën ha creado un coche sencillo, que en las unidades Exclusive que hemos conducido presentaban un interior correcto y con mejores materiales que otros modelos low-cost. Tal vez la insonorización no alcanza la eficacia que en los Citroën de categoría superior o los remates del maletero deberían estar algo más cuidados, pero no hay que olvidar que estamos ante una berlina con una relación calidad-precio muy ventajosa, ya que su tarifa arranca en 13.650 euros.