Valentino Rossi ha demostrado, en muchas ocasiones, su clase tanto dentro como fuera del asfalto. El piloto italiano, un ganador de sangre caliente, volvió a demostrar su gen de campeón por partida doble en el Gran Premio de Cataluña, celebrado este domingo en el circuito de Montmeló.
Rossi y Marc eran enemigos irreconciliables tras el incidente ocurrido en el Gran Premio de Malasia, donde Marc se iba al suelo después de recibir una patada de Valentino tras una pelea entre ambos a cuchillo sobre el asfalto.
Rossi, que se estaba jugando el liderato del Mundial, nunca entendió la excesiva pujanza de un Márquez que no se jugaba nada en cuanto a efectos clasificatorios se refiere. A partir de entonces, la tensión entre ambos se cortaba con un cuchillo en el paddock.
Este domingo, tras imponerse en un emocionantísimo duelo mano a mano a Marc Márquez, Rossi decidía, en un día especialmente emotivo para todo el motociclismo tras la muerte el pasado viernes del piloto balear Luis Salom, enterrar el hacha de guerra, aunque sea de manera provisional, y tener un cabelloroso gesto con Márquez.
El piloto italiano, tras la carrera, se giraba hacía Marc y le tendía la mano. El español, con una tremenda sonrisa, no dudó en estrechársela. El simbolismo del gesto queda grabado en una imagen en la que queda reflejado que, por encima de la rivalidad, los piques y los pitos, está el motociclismo.