La mala suerte persigue a Jorge Lorenzo. El pasado 27 de junio, el balear se cayó en la segunda sesión de entrenamientos libres del Gran Premio de Holanda y se fracturó la clavícula izquierda. El piloto de Yamaha fue operado rápidamente en Barcelona y, sólo 35 horas después, decidió subirse nuevamente a la moto para correr en Assen, donde acabó quinto. Sin duda toda una hazaña que eclipsó la victoria de su compañero Valentino Rossi, que llevaba casi tres años de sequía en MotoGP -el último triunfo había sido en octubre de 2010 en Malasia-.
Ahora, dos semanas después de la cita en La Catedral, Lorenzo ha vuelto a caerse, con tan mala suerte que ha sido sobre la propia clavícula fracturado, y se le ha doblado la placa de titanio que se le puso en el hospital. El nuevo accidente ha tenido lugar en los segundos entrenamientos de MotoGP en el Gran Premio de Alemania, que se disputa este fin de semana en Sachsenring, al salir despedido por encima del manillar de su moto.
El campeón del mundo se levantó por su propio pie, pero enseguida se soltó la cremallera del mono de cuero y se llevó la mano a la clavícula izquierda. Mala señal.
A diferencia de hace dos semanas en Holanda, Lorenzo ha optado esta vez por la cautela y ha decidido no correr en Alemania. Regresa a Barcelona para someterse cuanto antes a una nueva intervención quirúrgica. "Intentaré recuperarme y volver lo antes posible", afirmaba el mallorquín en un comunicado de su equipo, pues decidía no hacer declaraciones a los medios tras el accidente.
"He decidido regresar a casa para recuperarme de la caída sufrida en Sachsenring, pues prefiero centrarme en que me fijen bien la placa, que desafortunadamente se ha doblado en la caída", señalaba un compungido Lorenzo.
