Moreau pierde más de tres minutos por culpa de los abanicos
Los abanicos han sido protagonistas en los últimos kilómetros de la undécima etapa del Tour de Francia. El francés Christophe Moreau (Ag2R Prevoyance), uno de los favoritos para la victoria final y que se había caído al principio de la etapa, ha perdido más de tres minutos en la meta de Montpellier y pasa del sexto al decimocuarto puesto en la clasificación general, mientras que el resto de favoritos entraba en el grupo principal. La victoria ha sido para el sudafricano Robert Hunter (Barloworld), quien tiene el honor de convertirse en el primer africano que se apunta un triunfo parcial en la 'Grande Boucle'.
L D (EFE) Hunter, de 30 años y profesional desde 1998, se ha metido en el grupo de los elegidos que no cayó en la trampa de los abanicos y llegó a la recta de llegada para imponer su fuerza final con un demarraje definitivo a 300 metros de meta. Ganó el pulso al suizo Fabian Cancellara (CSC) y al brasileño Murilo Fischer, que han completado un podio bastante inusual en materia de nacionalidades. El tiempo del ganador ha sido de tres horas, 47 minutos y 49 segundos, en una jornada rápida que arrojó una media elevada -48,061 kilómetros por hora- y en la que tampoco faltó la caída de rigor, con el español Francisco Ventoso (Saunier) como uno de los afectados. A 3:16 llegaba el grupo de Moreau, hundido y desplazado del sexto al duodécimo puesto de la general.
Ha sido una etapa vibrante, de calor y viento, y que mantiene al danés Michael Rasmussen (Rabobank) de líder con la escolta de los españoles Alejandro Valverde (Caisse d'Epargne) e Iban Mayo (Saunier), a 2:35 y 2:39 respectivamente. Alberto Contador conserva la quinta plaza, a 3.08, mientras que Carlos Sastre (CSC) es ahora sexto, a 3:39, y Mikel Astarloza (Euskaltel) se sitúa décimo a 5:20.
El primer punto de interés de la etapa se fraguó en el kilómetro 85 con una escapada protagonizada por Xavier Florencio (Bouygues), el británico David Millar (Saunier), el alemán Fabian Wegmann (Gerolsteiner), el kazako Fofonov (Credit) y el belga Philippe Gilbert (Francaise). Tuvo pinta de llegar con éxito cuando tenía una ventaja de 7:30 en el kilómetro 97, pero el viento apuntó al más débil, Moreau, que había sufrido una caída y el Astana tomó nota para castigar al sexto de la clasificación general y cambiar el curso tranquilo de la jornada.
El grupo de Andreas Kloden y Vinokourov no lo dudó y promovió un abanico que partió el pelotón en tres partes y redujo a menos de la mitad la renta de los fugados. Delante el líder Rasmussen y los favoritos, detrás Moreau, impotente ante el zafarrancho del equipo de 'Vino', quien mostró una evidente mejoría que alumbra esperanzas para la contrarreloj del sábado y los Pirineos. A 38 kilómetros de meta la escapada pasó al recuerdo y el grupo del líder y favoritos, con Moreau ya a dos minutos, convirtieron el final de la etapa en una contrarreloj hasta Montpellier. Fue una persecución que puso al Ag2r en una desesperada persecución para evitar el hundimiento de su líder, la máxima esperanza del ciclismo francés en el Tour a sus 36 años.
Aquello olía a esprint, por lo tanto el Quick Step, el Barloworld y el Saunier Duval echaron una mano al Astana. Una velocidad de vértigo que incluso aumentó las ganancias a diez kilómetros de meta: 2:30, un tiempo suficiente para minar la moral de los perseguidores. Vinokourov esperaba aún con una sorpresa y atacó a cuatro kilómetros de meta. Era otro mensaje, pero como imponía la lógica no tuvo permiso para largarse. Aún es peligroso. Con la etapa de raza y orgullo lo demostró con creces. El esprint estaba servido y la caída de turno, también. En la última curva se fueron al suelo unos cuantos, entre ellos Ventoso y Boonen. En la recta de llegada llegó el duelo bajo el sol. Allí arrancó Hunter a 300 metros, mantuvo la velocidad y levantó los brazos.
Este viernes se disputará la duodécima etapa, de 178,5 kilómetros entre Montpellier y Castres, que ofrece un perfil interesante para las aventuras. Después de superar tres pequeñas cotas de tercera, el Col de Jeante -de segunda categoría, con 10 kilómetros y una pendiente del 6,1 por ciento- tiene su cima a 48 kilómetros de meta. Un lugar que puede deparar sorpresas.
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