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Messi: "Sería lindo un Argentina-España en la final del Mundial"

El delantero hispano-argentino del Barcelona, Lionel Messi, espera ganar "la Liga y la Champions" con el conjunto azulgrana y acabar la temporada como campeón del mundo en Alemania, "donde sería lindo vivir un Argentina-España en la final". En una entrevista concedida a la Agencia Efe, Messi ha expresado sus deseos para 2006, año en el que espera consolidarse definitivamente en el once de Frank Rijkaard y convertirse en un jugador de referencia con la selección albiceleste.

L D (EFE) "He tenido la suerte de que (José) Pekerman me ha llamado en las últimas convocatorias y, para mí, es un sueño poder jugar con la mayor y estar a un paso de disputar el próximo Mundial", declara el pequeño delantero argentino.

Diego Armando Maradona ve en Leo a su sucesor, pero él, tan tímido y humilde fuera del campo como atrevido y osado dentro de él, se conforma con estar en la lista de jugadores argentinos que viajarán a Alemania el próximo mes de junio. "Escuchar cosas lindas de uno me pone muy contento y más cuando vienen del más grande, y que el más grande diga que le gustaría que heredase el '10' para mí es increíble, aunque a mí me vale cualquier número con tal de estar ahí", explica casi sonrojado.

Puestos a soñar, Messi sueña con llegar al Mundial con una Liga española y una Liga de Campeones de Europa bajo el brazo, "al fin y al cabo, estamos jugando muy bien, disfrutando en el campo y haciendo disfrutar a la gente con nuestro juego", añade. En Alemania, Argentina tal vez logre llegar a la final donde, por qué no, podría estar esperándole la selección española. "Estaría bueno disputar la final con mi país y hacerlo contra el país donde estoy jugando ¿Enfrentarme a (Carles) Puyol y superarle en un uno contra uno? Sería bonito, y seguro que luego lo hablaríamos en el vestuario", comenta entre risas.

A sus 18 años, Messi ya sabe lo que es ser campeón del mundo, pues Argentina ganó el pasado verano en Holanda el Mundial sub-20 con Leo de estrella. De hecho, el mejor recuerdo que el azulgrana guarda de 2005. "Eso fue lo que más me ha llenado este año, porque ganamos el título, por todo lo que conseguí personalmente (máximo goleador y mejor jugador del torneo) y porque pasé un mes muy lindo con mis compañeros", apunta.

Otro de los recuerdos de este año que se acaba, es el haberse sentido por fin un jugador importante dentro de una plantilla profesional como la del Barcelona, donde se ha convertido en el ojito derecho de cracks como el brasileño Ronaldinho. "En los entrenamientos me voy fijando en mis compañeros, en las cosas que hacen, en cómo se comportan, y me sorprendo y aprendo cada día de ellos. Da gusto jugar con futbolistas de tanta calidad, porque disfrutas a cada momento", destaca.

De los rivales a los que se ha tenido que enfrentar en la Liga española, Messi desvela que el defensa que más la impresionado ha sido el lateral del Real Madrid Roberto Carlos. "En el partido del Bernabéu me sorprendió la clase de jugador que es, la experiencia que tiene y lo difícil que es superarle", explica Messi, que aquella noche curiosamente volvió loco al brasileño con sus quiebros y galopadas por la banda derecha y fue decisivo en la goleada del Barcelona ante el eterno rival (0-3).

Ni siquiera cuando recuerda los problemas con su nacionalización y los recursos que interpusieron varios clubes para impugnar los partidos en los que era alineado por Frank Rijkaard, se le borra la sonrisa del rostro. "La verdad es que nunca le di mucha importancia a lo de las impugnaciones, aunque me parecía raro que los equipos protestaran cada vez que me tocaba jugar", comenta con ingenuidad. Leo Messi es consciente de que su carrera no ha hecho más que empezar y que, pese a la enorme calidad que atesora, su margen de mejora es todavía muy amplio. "Tengo 18 años y recién empiezo en esto. Me queda mucho camino por recorrer y muchas cosas que mejorar. Por ejemplo, el manejo con la pierna derecha, que estoy trabajando en los entrenamientos, más ahora que juego por esa banda", confiesa.

Dicen que Messi es un mezcla de Maradona y de Cruyff, un prodigio de velocidad, cambio de ritmo y de conducción vertiginosa con el balón prácticamente cosido a la bota. Pero Leo, con su habitual timidez, se queda sin palabras cuando tiene que referirse a su talento. "No me gusta hablar de mí, prefiero que hablen los que me ven jugar. ¿Mi verticalidad? No sé, desde chico cogía el balón y empezaba a tirar adelante, adelante, sin parar de mirar a la portería rival para crear ocasiones de gol. Es mi manera de disfrutar", concluyó.

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