L D (EFE) Mauresmo ganaba por 5-7, 6-2 y 3-2, cuando la última campeona del Abierto de EE.UU. se torció un tobillo en el comienzo del sexto juego. Tras ser atendida en la pista y después de vendarle fuertemente la zona, la ex novia de Lleyton Hewitt intentó correr, pero decidió abandonar.
Un día después de asegurarse el puesto de número uno del mundo de nuevo, y tras ir a remolque todo el torneo por su lesión en la cadera y espalda, Clijsters dejaba el camino abierto a la campeona del Masters. La francesa se clasificaba así para disputar la final del Abierto de Australia, por segunda vez, después de siete años. Entonces, en 1999, cedió ante la suiza Martina Hingis. Su vuelta significa la racha más larga entre dos finales de un grande desde que comenzó la Era Open, y anula una ansiada final entre las dos mejores raquetas belgas.
Antes, Justine Henin-Hardenne silenció los gritos de la rusa María Sharapova, y con una victoria en dos horas y 26 minutos por 4-6, 6-1 y 6-4 alcanzó la final en Melbourne por segunda vez. Henin fue campeona en el 2004, pero en el 2005 no pudo defender su título debido a una lesión en la rodilla derecha. Ese año reapareció tarde, en Miami, y logró luego cuatro títulos en cuatro finales seguidas, Charleston, Varsovia, Berlín y su segundo Roland Garros, pero luego una lesión en el muslo le impidió competir la última parte de la temporada.
No obstante, ahora, con 13 victorias seguidas en este Grand Slam, y fresca tras ganar también en Sydney recientemente, parece preparada para su quinto grande. "Creo que es como una venganza volver aquí, y espero poder vencer el domingo porque no perdí un partido en Australia en 2004 ni tampoco uno solo este año. Deseo mantener este ritmo", dijo Henin. Un revés paralelo inalcanzable sentenció la victoria de Henin ante Sharapova, la tercera en cuatro encuentros, pero la más importante de todas ellas.
Los dos partidos se disputaron con el techo retráctil cerrado debido a los 42 grados, algo que debería haber favorecido a la ex campeona de Wimbledon, con un saque más potente, pero fue Henin la que sacó mayor provecho de este cambio. Sharapova soñaba con convertirse en la primera rusa que alcanzaba la final del Abierto de Australia, un objetivo que ha visto difuminarse dos años seguidos. En el 2005 cayó ante la que luego fue campeona, la estadounidense Serena Williams, después de disponer tres puntos de partido, y hoy desperdició un set de ventaja para proporcionar la mayor alegría a su padre Yuri, que una vez más vivió el partido al borde de un ataque de nervios desde la grada.
De hecho, durante el tercer set se produjo un incidente que Henin intentó luego suavizar en la conferencia de prensa. Alguien gritaba a la belga continuamente y en un momento dado Henin inició una pequeña protesta mirando hacia el lugar donde se sentaba el padre de Sharapova, pero no continuó con ella. Las cámaras de televisión mostraron a Yuri girarse hacia atrás "buscando" al autor del grito. "Calma, calma", aconsejaba por su parte el argentino Carlos Rodríguez, técnico de Henin, cuando ésta cedió el primer set en 50 minutos. Y la belga le hizo caso, pues en el segundo rompió el saque de su rival en cuatro ocasiones para nivelar el encuentro.
En el tercero, Henin estuvo más centrada que su rival, con menos errores no forzados y sobre todo con más paciencia. "Ha sido un partido muy intenso físicamente y mentalmente. Pero me siento muy orgullosa porque me he mantenido luchando todo el rato, y he corrido como nunca sobre una pista de tenis", dijo Henin. En el tercer set, Justine fue la primera en adelantarse (4-2) y aunque cedió su saque en el noveno (5-4), cuando sacaba para cerrar el partido, lo logró a continuación con una nueva ruptura, la que condenó a la derrota a Sharapova.