L D (EFE) La estadounidense Serena Williams se mostró inabordable y arrasó sin piedad a su compatriota Jennifer Capriati, mientras que la francesa Amelie Mauresmo acabó con el sueño de la argentina Paola Suárez en los cuartos de final de Wimbledon. Sin mostrar ni un solo grieta en su juego, Serena destrozó a Capriati por un contundente 6-1 y 6-1 en tan sólo 45 minutos, mientras que Mauresmo tuvo que emplearse algo más para dejar fuera de combate a Paola Suárez, por 6-0, 5-7 y 6-1.
Las dos ganadoras se enfrentarán en una de las semifinales. La otra ya había quedado fijada el pasado martes, con el duelo entre la estadounidense Lindsay Davenport y la nueva estrella rusa, Maria Sharapova. Serena, que ante la francesa Tatiana Golovin mostró con su servicio un nuevo récord de velocidad en Wimbledon con un saque a 202,734 kilómetros por hora, salió dispuesta a acabar con la resistencia de Capriati por la vía rápida.
Para Mauresmo, alcanzar las semifinales de Wimbledon por segunda vez en su carrera (2002) tuvo un significado especial. "Me ha tomado varios años entender como es esto de jugar en hierba, pero ahora tengo una buenas sensaciones en esta superficie", dijo de una forma premonitoria tras vencer en octavos a la italia Silvia Farina Elia. Esos sentimientos se cumplieron contra Suárez, semifinalista en Roland Garros, ronda que no pudo alcanzar Mauresmo jugando en casa. "Es grandioso, Tuve algunos problemas en el segundo set, pero en el tercero mejoré mucho", dijo visiblemente feliz Mauresmo tras su triunfo, que la resarce con mucho de su amarga y precipitada salida en París.
"Comencé muy bien, me sentía con mucha confianza, luego caí, y ella fue mejorando y mejorando. Tuve un poco de miedo, pero luego lo superé", confesó Amèlie, que todavía pugna por conquistar su primer título del Grand Slam, algo que se le escapó en la final del Abierto de Australia de 1999.
Suárez apenas existió en la primera manga en la que fue brutalmente dominada por Mauresmo, pero en la segunda la jugadora argentina ajustó mucho más sus golpes, y los errores de Amelie se fueron produciendo. El partido se niveló entonces hasta el undécimo juego, pero Mauresmo se encargó pronto de dirigir el partido. Se adelantó 2-0 tras quebrar de salida y pese a que cedió su servicio en el 2-1, ya no volvió a tener más errores, sino todo lo contrario.