L D (EFE) En la final, Mauresmo, que nunca ha conquistado el torneo romano, se enfrentará a la belga Kim Clijsters, segunda cabeza de serie, que ha vencido en la otra semifinal a la japonesa Ai Sugiyama (13), por 6-3 y 6-2. Se trata del primer triunfo de Mauresmo sobre Serena, quien se había impuesto en las seis confrontaciones precedentes entre ambas y, además, el primer partido que la estadounidense pierde desde la final de Charleston, donde el 13 de abril cayó ante la belga Justine Henin-Hardenne.
La derrota de Serena Williams ante Mauresmo, además, resulta cuando menos sorprendente. Y es que la estadounidense dominó con gran facilidad durante un primer set que hizo suyo por 6-1 y, en el segundo, con 5-4 a su favor y servicio estuvo a dos bolas de anotarse el encuentro (40 a 40). Pero la número uno mundial entró en un peligroso declive, evidenció no haber sufrido aún mucho este año sobre la tierra batida, y Mauresmo, que también subió el nivel de su juego, pues hasta entonces había decepcionado, se aprovechó de ello.
La francesa, no sin cierta fortuna de su parte, pues salvó hasta siete ocasiones complicadas en el partido con bolas que daban en la cinta de la red y caían a su favor, igualó la contienda al hacerse con el segundo set, justo sobre el saque de Serena, por 7-5. En el tercer set se evidenció aún más el bajón de Serena, también preocupada mentalmente por un par de resbalones. Y eso que la estadounidense se situó pronto con un favorable 2-0 y, en el tercer juego, tuvo la ocasión de volver a romper el saque de Mauresmo. De haber logrado el 3-0, con dos roturas a su favor, seguro que todo hubiera cambiado. Pero no lo hizo y la castigó Mauresmo, que igualó (2-2). Tras alternarse ambas una nueva rotura de servicio, se llegó al octavo juego. Ahí, Mauresmo volvió a robar el saque cada vez menos potente de Serena y logró el 5-3 a su favor. La francesa no desaprovechó la oportunidad y se hizo con el partido, en la segunda bola de que dispuso.
Poco después, Kim Clijsters, al contrario que hizo antes Serena Williams contra Mauresmo, sí cumplía los pronósticos, pese a que la belga no ha brillado ante la japonesa como en los anteriores partidos que ha disputado en el torneo romano. Una Sugiyama que es siempre una jugadora incómoda para Clijsters, como indica que antes de hoy condujera el duelo particular entre ambas, por tres triunfos a dos, merced a haberla ganado en las dos últimas ocasiones (la anterior este mismo año en la final de Scottsdale). La belga, que pareció dar la impresión de no forzar más que lo justo su ritmo y sufrió varias roturas de servicio, se planta en la que es su primera final romana sin haber cedido un sólo set en todo el torneo.
La derrota de Serena Williams ante Mauresmo, además, resulta cuando menos sorprendente. Y es que la estadounidense dominó con gran facilidad durante un primer set que hizo suyo por 6-1 y, en el segundo, con 5-4 a su favor y servicio estuvo a dos bolas de anotarse el encuentro (40 a 40). Pero la número uno mundial entró en un peligroso declive, evidenció no haber sufrido aún mucho este año sobre la tierra batida, y Mauresmo, que también subió el nivel de su juego, pues hasta entonces había decepcionado, se aprovechó de ello.
La francesa, no sin cierta fortuna de su parte, pues salvó hasta siete ocasiones complicadas en el partido con bolas que daban en la cinta de la red y caían a su favor, igualó la contienda al hacerse con el segundo set, justo sobre el saque de Serena, por 7-5. En el tercer set se evidenció aún más el bajón de Serena, también preocupada mentalmente por un par de resbalones. Y eso que la estadounidense se situó pronto con un favorable 2-0 y, en el tercer juego, tuvo la ocasión de volver a romper el saque de Mauresmo. De haber logrado el 3-0, con dos roturas a su favor, seguro que todo hubiera cambiado. Pero no lo hizo y la castigó Mauresmo, que igualó (2-2). Tras alternarse ambas una nueva rotura de servicio, se llegó al octavo juego. Ahí, Mauresmo volvió a robar el saque cada vez menos potente de Serena y logró el 5-3 a su favor. La francesa no desaprovechó la oportunidad y se hizo con el partido, en la segunda bola de que dispuso.
Poco después, Kim Clijsters, al contrario que hizo antes Serena Williams contra Mauresmo, sí cumplía los pronósticos, pese a que la belga no ha brillado ante la japonesa como en los anteriores partidos que ha disputado en el torneo romano. Una Sugiyama que es siempre una jugadora incómoda para Clijsters, como indica que antes de hoy condujera el duelo particular entre ambas, por tres triunfos a dos, merced a haberla ganado en las dos últimas ocasiones (la anterior este mismo año en la final de Scottsdale). La belga, que pareció dar la impresión de no forzar más que lo justo su ritmo y sufrió varias roturas de servicio, se planta en la que es su primera final romana sin haber cedido un sólo set en todo el torneo.