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Gretel Bergmann, la atleta víctima de Hitler y los Juegos Olímpicos del 36

Era una heroína nacional. Tenía la mejor marca de salto de altura. Pero no le permitieron participar en los Juegos ‘de casa’. Todo, por ser judía.

Era una heroína nacional. Tenía la mejor marca de salto de altura. Pero no le permitieron participar en los Juegos ‘de casa’. Todo, por ser judía.
La saltadora alemana Gretel Bergmann | Alamy

La historia de Gretel Bergmann es, quizá, una de las más representativas de los Juegos Olímpicos de Berlín del 36. De todo lo que significaron más allá del deporte. Denostada y humillada por ser judía, se le impidió participar en los Juegos a pesar de ser la mejor saltadora de altura del momento. A pesar de que hasta la cita había cosechado grandes resultados para su país, Alemania. Un país, del que tuvo que huir para no volver jamás.

Estrella nacional alemana

Nacida en Laupheim, en el estado federado de Baden-Wurtemberg, el 12 de abril de 1914, no tardó en destacar como una maravillosa atleta. A los 16 años ya batía el récord de salto de altura de Alemania, y un año más tarde se hacía con el oro en los campeonatos del sur de Alemania, representando al UFV de Ulm. Título que repetiría en 1932, consolidándose como una de las mayores promesas del atletismo alemán.

Pero todo comenzó a cambiar en 1933, con la llegada de Adolf Hitler y el nazismo al poder. Porque desde ese mismo momento la vida de los judíos en Alemania se fue complicando progresiva y radicalmente.

Una de las primeras consecuencias la vivió Gretel Bergmann en su propio club. Aquel al que había llevado a tantas victorias. ‘Ya no eres bienvenida aquí por ser judía’, le espetaron en un comunicado mediante el cual era expulsada del club, cumpliendo una de las primeras órdenes contra los judíos en el país.

Tras aquel capítulo, y en vista de que la amenaza contra los judíos iba en aumento, Gretel Bergmann decidió abandonar Alemania. Se marchó al Reino Unido, donde pudo seguir compitiendo, y seguir ganando. Fue la campeona británica de salto de altura en 1934 y 1935.

Con aquellos resultados se dio a conocer en todo el mundo. Y, con ello, el problema que estaban enfrentando los deportistas judíos de cara a los Juegos Olímpicos de Berlín. ¿Cómo era posible que aquella atleta no pudiera participar representando a su país?

Aquella duda fue uno de los alicientes que motivó al más que posible boicot a los Juegos. Boicot que estuvo muy cerca de consumarse. Tratando de evitarlo, las autoridades nazis publicaron un listado de deportistas judíos que sí iban a participar en los Juegos.

En esa lista se encontraba Gretel Bergmann. Tuvo que volver a Alemania, bajo amenazas si declinaba la proposición, para formar parte del equipo olímpico. Y a pesar de que tenía prohibido entrenar en el mismo estadio que el resto de atletas alemanes –por ser judía, claro-, volvería a batir el récord de Alemania de salto de altura, con una impresionante marca de 1 metro 60 centímetros lograda durante los clasificatorios. Sólo faltaban cuatro semanas para que arrancaran los Juegos…

Pero finalmente Gretel Bergmann no formaría parte de los mismos. No se le permitiría participar. Aquella supuesta convocatoria de deportistas judíos para representar a Alemania no había sido más que una farsa, una estratagema para salvar los Juegos.

A medida que se iba acercando la fecha –y especialmente tras embarcar el equipo olímpico estadounidense rumbo a Berlín– se iban cayendo del equipo olímpico alemán todos aquellos atletas judíos de la lista. "Baja forma física", se solía esgrimir. Como en el caso de Gretel Bergmann. "La carta llegó el 16 de julio. Decía que, a tenor de mis resultados recientes, no iba a formar parte del equipo; por falta de consistencia, o por baja forma, o algo así…y Heil Hitler. Eso fue todo".

Gretel Bergmann sería sustituida en el equipo femenino de salto de altura por Dora Ratjen. El problema es que Dora Ratjen no era una saltadora, sino un saltador. Era un hombre al que travistieron para poder participar en una prueba femenina.

"Ni hermafroditismo –la excusa usada cuando se descubrió la historia- ni nada", declararía Dora, en realidad Hermann. "Yo siempre he sido hombre, pero el régimen nazi, obsesionado con ganar una medalla, me obligó a competir como mujer".

Hasta aquel punto llegaba el cinismo de las autoridades nazis con tal de que no participara una atleta judía bajo su bandera en los Juegos Olímpicos.

Tan solo una deportista judía terminaría compitiendo bajo la bandera alemana en los Juegos Olímpicos. Helena Mayer. La suya fue la válvula de escape de los nazis. Una solución deleznable para que no pudieran achacar que en realidad se había prohibido la participación de los judíos en el equipo alemán. Una representación que terminaría con la atleta ganando la medalla de plata, pero viendo cómo se le retiraba la ciudadanía alemana nada más concluir los Juegos. Se vería obligada a huir a Estados Unidos.

Privada de una medalla

"Lo que más me mosqueó es que en aquellos momentos, para mí el deporte era lo más importante. Quería mostrar a todos lo que era capaz de hacer. Era como un modo de venganza. Y quería avergonzar con ello a Hitler, y a todos los nazis. Por supuesto que me sentí engañada cuando me apartaron del equipo. Y así me sigo sintiendo hoy", declararía muchos años después la propia Gretel Bergmann.

Lo cierto es que en aquellos Juegos la saltadora de altura alemana podría haber aspirado a la medalla de oro. No en vano, el triunfo fue para la húngara Ibolya Csak –judía por cierto–, con un salto de 1 metro 60 centímetros. Exactamente la misma marca que había logrado Bergmann unos días atrás.

Pocos días después de concluir los Juegos Olímpicos, Gretel Bergmann tomó la decisión de huir nuevamente del país. Más aún tras comprobar cómo sus marcas y sus récords eran borrados de cualquier registro oficial. Como si nunca hubieran existido.

Se marchará a Nueva York, donde continuará compitiendo, y ganando. Fue campeona de Estados Unidos de salto de altura en 1937 y en 1938. Probablemente, de haberse celebrado los Juegos Olímpicos de 1940, Bergmann hubiera competido como estadounidense, y optado a una medalla. Pero esa es otra historia…

Gretel Bergmann fallecería el 25 de julio de 2017, con 103 años, en Nueva York. Unos años antes, en 2009, su récord de 1936 había sido restituido por la Federación Alemana de Atletismo. Su figura había ingresado en el Salón de la Fama del Deporte Alemán. Su nombre se había convertido en una calle aledaña al Estadio Olímpico de Berlín. Y su historia ha sido llevada en varias ocasiones a la gran pantalla.

Este artículo forma parte del libro 'HEROÍNAS a través del deporte', del mismo autor. Una colección de 25 historias de mujeres deportistas que iniciaron nuevos caminos, rompieron barreras, y trascendieron en las generaciones venideras, en la línea del artículo que acaban de leer.

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