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Al Blozis, un 'obús humano' en el fútbol americano

Estrella del fútbol americano, estrella del atletismo, perdió la vida durante la IIGM al tratar de salvar a dos compañeros. Su vida inspiró un cómic.

Estrella del fútbol americano, estrella del atletismo, perdió la vida durante la IIGM al tratar de salvar a dos compañeros. Su vida inspiró un cómic.
Al Blozis, con la camiseta de los Giants en 1943. | Página web oficial de los New York Giants

Albert Charles Blozis nació el 5 de enero de 1919 en Garfield, Nueva Jersey, en el seno de una familia humilde con ascendencia en Lituania.

Desde pequeño desarrolló una impresionante condición atlética y física, que le permitió brillar en cualquier modalidad deportiva que se le antojara. Fútbol americano, natación, atletismo, baloncesto… Era bueno en todo.

Fue en L. Dickinson High School, en Jersey, cuando sus resultados comenzaron a llamar la atención. Especialmente en el lanzamiento de peso. Un deporte al que accedió por casualidad. Durante un entrenamiento en la pista de atletismo, estuvo a punto de ser alcanzado por un lanzamiento erróneo. Enfadado, cogió el peso y se lo devolvió al lanzador, de una manera tan impresionante que el entrenador se quedó atónito. Le ofreció de inmediato formar parte del equipo.

Ya en la Universidad de Georgetown, consiguió el título de lanzamiento de peso de la NCAA, tanto en pista cubierta como al aire libre, durante tres años consecutivos, entre 1940 y 1942. En total, Blozis se impuso en 23 de los 26 campeonatos en que participó. Su mejor marca fue de 17.61 metros.

La leyenda que no fue

Sin embargo, y a pesar de su indudable gran futuro como atleta, lo que de verdad le gustaba a Blozis era el fútbol americano.

De hecho, durante aquellos años en que se proyectaba como un gran lanzador de peso, compitió también con el equipo universitario de fútbol. En 1940 llevó a los Georgetown Hoyas a un increíble registro de 20-6-1, clasificándolo para la Orange Bowl. En aquel mismo año fue incluido en el mejor equipo universitario de Estados Unidos.

Así que, para sorpresa de muchos, Al Blozis se presentó al draft de la NFL de 1942. Fue escogido por los New York Giants, que veían en él a un futuro gran placador ofensivo, debido sobre todo a su enorme fortaleza física (medía 1’98m y pesaba 113 kg) y su velocidad.

Su impacto fue inmediato. Cambió incluso la manera de jugar de sus rivales, que temerosos de sus implacables bloqueos, comenzaron a realizar un bloqueo previo al propio Blozis, para evitar que éste pudiera bloquear al rival. Tal era su dominio en el juego. Un problema inicial para el joven jugador, que pronto consiguió resolver gracias a su enorme fortaleza física.

Con todo, Al Blozis participó en el All Star de la NFL en su año como roockie, y fue incluido en el mejor equipo de la competición en 1943. Mel Hein, compañero en los Giants y elegido en varias ocasiones mejor jugador de la NFL, afirmó sin rubor que Blozis podría haber sido uno de los mejores placadores ofensivos de la historia.

La maldita guerra

Sin embargo, aquella temporada de 1943 sería la última que disputaría Al Blozis.

Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, su intención fue la de combatir junto a sus compatriotas. Curiosamente, aquello que le había convertido en un gran deportista le impedía hacerlo: superaba los límites de altura y peso del ejército americano.

Finalmente, a finales de 1943 fue incluido en la Armada de los Estados Unidos. Lo hizo inicialmente como instructor físico en el Hospital Walter Reed de Washington DC. Como tantos otros atletas reconocidos, se le mantenía alejado de las trincheras.

Pero Al quería combatir de verdad. Ir al frente. Así que en 1944, y ante la necesidad de los Estados Unidos de aumentar sus ofensivas, fue enviado a Francia con la 28 División de Infantería.

El 31 de enero de 1945, durante la Batalla de las Ardenas, mientras su pelotón se hallaba identificando las líneas enemigas, se confirmó la ausencia de dos compañeros. Blozis regresó en su búsqueda, en solitario. Nunca regresó.

En primer lugar fue inscrito en el listado de desaparecidos. Pero en abril de 1945 se confirmó su muerte. Tenía 26 años. Sus restos fueron enterrados en el cementerio y monumento estadounidense Lorraine en Saint-Avold, Moselle.

Un comic resaltando su historia

El peso de su corta trayectoria deportiva era tal, que los reconocimientos a Al Blozis –y a diferencia de muchos otros casos–, llegaron de manera prácticamente inmediata. Así, por ejemplo, los New York Giants retirarían su número 32.

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Pero quizá el más llamativo fue el que le rindió en abril de 1946 True Comics, con el lanzamiento de un comic relatando su vida como miembro del ejército, como excelente persona humana y, sobre todo, como gran deportista.

Un deportista que, entre otros reconocimientos, sería incluido en el mejor equipo de la década de 1940. Entrería en el Hall of Fame Universitario en 1986, en el Hall of Fame del deporte de Nueva Jersey en 2001, y en el Hall of Fame de atletismo estadounidense en 2015.

No hay duda de que su muerte prematura privó a la NFL de un magnífico futbolista. O a los Juegos Olímpicos de un más que probable medallista. Lo que él hubiera querido.

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