La pretensión de la Generalidad catalana de liderar en exclusiva la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 amenaza con frustrar la propia celebración del evento deportivo. El presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, ha cancelado la reunión que debía mantener este viernes en la localidad leridana de Balaguer con el presidente de la Generalidad, el republicano Pere Aragonès, por la inflexibilidad de los responsables políticos de la administración catalana.
Contra el criterio del Comité Olímpico Español (COE) y al margen de los acuerdos previos, la Generalidad aspira a liderar en solitario la organización de los Juegos y que Aragón sea tan sólo el escenario de algunas de las competencias, sin tener responsabilidad ejecutiva en la organización. El gobierno catalán se quiere asegurar la dirección y la última palabra en unos Juegos que, además, someterá a referéndum en las comarcas catalanas que en teoría serán escenario de algunas de las competiciones.
Dada la situación, Lambán ha decidido cancelar la reunión con Aragonès prevista para hoy como medida de presión. En respuesta, el presidente autonómico catalán ha tachado a Lambán de "irresponsable". En la Generalidad se considera, además, que Lambán no quería hablar con Aragonès de otros temas agendados, como el reparto de los fondos europeos o una cierta coordinación territorial para hacer frente a la pandemia.
Lambán aduce que la cancelación se ha producido por cuestiones "formales y de contenido" y que hay "importantes diferencias" en materia olímpica. En principio, el encuentro debía servir para poner fin a seis años de incomunicación entre ambas comunidades, después de episodios como la devolución en 2017 de las obras de arte de Sijena expoliadas por Cataluña o el propio proceso separatista.
El presidente de Aragón no renuncia a la celebración conjunta de los Juegos de Invierno, pero reclama que sea en pie de igualdad con Cataluña, propósito con el que cuenta, en principio, con el apoyo del Gobierno. El Govern, en cambio, afronta el proyecto con fuertes discrepancias internas. La CUP y los podemitas catalanes están en contra mientras que Junts per Catalunya (JxCat) espera el desarrollo de los acontecimientos para pronunciarse.