Juegos Paralímpicos: Morteza Mehrzad, una 'torre' de 2,46 metros que busca tocar el cielo de Tokio
Es el paratleta más alto que ha competido en unos Juegos y el segundo hombre vivo más alto del mundo tras el turco Sultan Kössen (2,51 metros)
El iraní Morteza Mehrzad Selakjani no pasa inadvertido. Sencillamente es imposible. Sus 2,46 metros de altura hacen de él el paratleta más alto que jamás haya competido en unos Juegos y una poderosa barrera con la que su selección busca coronar el podio en Tokio 2020.
Mehrzad, de 33 años, es una estrella en el equipo nacional iraní de voleibol y un referente deportivo en su país. Es uno de los hombres más altos de la historia, ocupando el séptimo puesto de esta particular clasificación liderada por el estadounidense Robert Wadlow (1918-1940), que tenía una altura de 2,72 metros y un peso de 222 kilos cuando falleció a los 22 años.
Sin embargo, la estela de Mehrzad no siempre fue tan brillante. Antes de convertirse en una sensación mundial en los Juegos de Río 2016, donde tuvo su debut paralímpico pocos meses después de unirse a su selección y jugó un papel clave para que Irán reclamara el oro frente a la potente Bosnia-Herzegovina, el iraní se sentía deprimido y temía salir por las habladurías.
"El voleibol cambió mi vida", ha dicho en varias ocasiones. El deportista sufre acromegalia, un trastorno hormonal que dispara la secreción de hormonas del crecimiento en la adolescencia y provoca un aumento del tamaño de los huesos, especialmente en las manos y la cara en la edad adulta, provocando gigantismo.
La historia de Mehrzad
Con 16 años, Mehrzad medía 1,90 metros y soñaba con convertirse en una estrella del baloncesto, pero una lesión en la pelvis a raíz de un accidente en bicicleta truncó sus aspiraciones. Los médicos y el propio Mehrzad se enteraron de su condición tras varias cirugías y comprobar que la pierna derecha del entonces adolescente había dejado de crecer (ahora es 15 cms. más corta), atándolo a una silla de ruedas para poder moverse con más facilidad.
Sería sentado y reptando con agilidad con sus poderosos brazos donde volvería a encontrar, años después, un camino que creía perdido, y se convertiría en un deportista de altura internacional.
Un deporte salvavidas
Deprimido por su condición, sintiéndose incluso preso de su cuerpo y temeroso de salir a la calle, Mehrzad recorría los platós de televisión para poder ganarse la vida, acudiendo a programas dedicados a personas con discapacidades físicas y talentos inusuales. Fue en uno de ellos en el que el entrenador iraní Hadi Rezaei puso sus ojos en él.
Rezaei contactó con Mehrzad y lo convenció para que practicara el voleibol sentado. Mehrzad empezó a jugar cuando tenía 22 años en unas instalaciones de la ciudad de Chalus, en el norte de Irán. Fue convocado con la selección nacional en 2016, pocos meses antes de los Juegos de Río de Janeiro (Brasil). Tras el oro paralímpico de Río llegaría la victoria en el Mundial de 2018 tras ocho años fuera de lo más alto.
Aficionado a la lectura, el estudio y los videojuegos, Mehrzad ha confesado que le resultó duro aceptar su condición, pero que el tiempo le ha enseñado a convivir con ello y el deporte, a valorarse. Para el iraní esta actividad "es vital". "Ayuda a la gente con discapacidad a levantar el ánimo y también a desarrollar confianza en uno mismo", aseguró al Comité Paralímpico Internacional (CPI) tras colgarse su primera presea.
Segundo hombre vivo más alto del mundo
La envergadura de Mehrzad, el segundo hombre vivo más alto del mundo tras el turco Sultan Kössen (2,51 metros), ha provocado que entrenadores de todo el mundo tengan que replantearse sus estrategias para intentar sortear su imponente figura.
Incluso sentado, su altura lo convierte en el jugador más destacado de su equipo, bloqueando balones de casi dos metros y con un alcance para atacar de unos 2,3 metros.
Su portentoso físico lo ha convertido en una figura clave en su equipo, que busca en Tokio revalidar su título paralímpico.
Como ya ocurriera en el debut victorioso en los Juegos frente a Alemania del sábado (3-0), Mehrzad fue con 14 puntos el mayor anotador en el encuentro de este lunes frente a Brasil, en el que la selección iraní volvió a arrollar por 3-0 (25-19, 25-23 y 25-22). La diferencia de puntos no fue tan grande como en ocasiones anteriores, señaló el entrenador Rezaei al final del encuentro, que cree que esto puede deberse a que sus rivales los han analizado mucho más para conocer al equipo, quizá incluso estudiando a cada jugador de forma individual para forjar nuevas estrategias.
"Brasil fue muy bueno, pero nosotros hemos jugado mejor", dijo el técnico iraní, que añadió que sus jugadores "han dado lo mejor" para materializar posiblemente la única medalla del país por equipos en estos Juegos, lo que carga sobre ellos "una gran responsabilidad".
Los jugadores de Irán han estado concentrados 200 días en el último año, pese a la coyuntura, para lograrlo. "Considerando la pandemia, lo hemos hecho lo mejor posible para que suceda", dijo.
El siguiente encuentro de Irán será mañana, día 31, contra la selección de China, a la que buscarán superar para avanzar en su camino a la final y poder cumplir su sueño de volver a subirse a un podio paralímpico y tocar una vez más el cielo, ahora en Tokio.
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