Susana Rodríguez acudió a su segunda cita olímpica en Tokio. Hace cinco años, en Río, la gallega quedó en quinto lugar y tuvo claro que volvería a intentarlo en los próximos juegos, y el esfuerzo en el segundo intento ha dado sus frutos ya que en la madrugada del viernes al sábado se proclamó campeona y se colgó el metal dorado junto a su guía Sara Loehr.
Esa espinita que ha tenido clavada el último lustro es la que le ha hecho soportar jornadas maratonianas para poder compaginar su trabajo como doctora en la Unidad de Medicina física y de rehabilitación del Clínico compostelano con viajes, entrenamientos y competiciones. Durante el principio de la pandemia se volcó de lleno en la lucha contra la covid-19 y el deporte se convirtió en su medicina, donde se refugiaba. Aprendió a amarlo hasta disfrutar cada segundo de entrenamiento.
Un colosal esfuerzo que le colocó recientemente en la portada de la prestigiosa revista Time. Susana lleva años desviviéndose por el deporte y hoy se ha visto vistosamente recompensada a una vida de sacrificios, pero también de talento, perseverancia y búsqueda incansable de la perfección. Susana, junto a su guía Sara Loehr, es ya campeona paralímpica en la clase PTVI (deportistas con discapacidad visual) y completa su triple corona, ya que es también campeona del mundo y de Europa.
La gallega, que dobla en estos Juegos en dos deportes, junto a su guía dominaron el ejercicio (750 metros de nado, 20 km de ciclismo y 5 km de carrera a pie) de principio a fin pese al intenso calor y a la humedad que superaba el 80%. Salieron primeras del agua, en el tándem ampliaron su ventaja gracias a un ritmo incontestable que las afianzó en cabeza y en la carrera a pie, uno de los puntos fuertes de la gallega, la aumentaron aún más. Cruzaron la meta cuando el cronómetro marcaba 1:07.15.
"Ha sido una carrera muy dura por las condiciones de la temperatura y la humedad, pero habíamos entrenado para ello tanto como habíamos podido", reconoció la gallega. "Es una pasada, no se puede explicar con palabras lo que sientes en el podio. Es increíble, tienes el corazón en un puño. Es el momento en el que te lo empiezas a creer", finalizó.