La halterófila Lydia Valentín ha acabado décima en la categoría de 87 kilos en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde su actuación ha estado muy condicionada por sus problemas de cadera. La española se va con las manos vacías de Tokio pero ha asegurado que buscará revancha: "Estaré en París 2024", afirmó Lydia tras su ejercicio en la mañana del lunes. Llegará a Paris con 39 años.
Lydia se ha visto afectada por una subida de categoría de peso de 12 kilos (de 75 a 87 kilos), por un cambio repentino del reglamento clasificatorio de la Federación internacional a dos meses de los Juegos. A esto se le suman los problemas en la cadera, probablemente consecuencia de las cargas superiores que ha tenido que soportar para poder acudir a los Juegos.
Al comienzo de la prueba, en un movimiento seco y explosivo, levantó 100, 103 y en el tercer intento no pudo con los 106 kg. Ya en dos tiempos, sólo pudo levantar 122 en el primer intento y renunció a realizar los dos siguientes. En total suma 225 kilos, lo que la dejaba por debajo de la surcoreana Yeounhee Kang (231) en el Grupo B.
Y aún faltaba por salir el Grupo A con otras nueve competidoras. Lo que definitivamente la apartaba de su cuarta medalla. Más tarde, Lydia reveló que llevaba tres días sin poder entrenar y que tuvo que someterse a una infiltración en la Villa Olímpica. "Milagros no existen", finalizó la triple medallista con una sonrisa.
"La Federación Internacional hace lo que quiere y eso no es bueno para el deportista. Tener que subir de peso ha afectado a mi salud", se quejó. Recordemos que sus tres medallas olímpicas (oro en Londres, plata en Pekín y bronce en Río) las ganó en 75 kg.
La berciana no pudo reprimir las lágrimas tras la competición, mientras abrazaba al presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, pero enseguida se recompuso para confirmar su intención de competir en los Juegos de París: "Ahora tengo más claro que nunca que voy a ir a París, porque quiero competir como yo soy. En mi categoría. Esto no ha sido justo", cerró.