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Sancionada Rafaela Silva, la judoca que venció al racismo con un oro

Estuvo cerca de la retirada tras sufrir insultos racistas en su país. Poco después, conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Rio 2016.

Rafaela Silva, tras una victoria en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016. | EFE

Este lunes el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha ratificado la sanción de dos años a la judoca brasileña Rafaela Silva, recibida el pasado 22 de enero de 2020 después de dar positivo en un control antidopaje durante los Juegos Panamericanos de 2019 en Lima. Un positivo controvertido, pues sólo unos días después el resultado fue negativo, pero la sanción por dos años se mantuvo, y ahora su petición de desestimación ha sido rechazada.

Por tanto, Rafaela Silva deberá cumplir dos años de sanción a partir del 9 de agosto de 2019. Dicho de otro modo, se desvanece la oportunidad de la judoca brasileña de participar en los Juegos Olímpicos de Tokio.

No podrá, por tanto, revalidar el éxito conseguido en los Juegos Olímpicos de 2016, cuando se hizo con la medalla de oro.

Pero esa presea no fue la única gesta que protagonizó en Rio de Janeiro...

Criada en Cidade de Deus (Ciudad de Dios), una de las mayores favelas –y más conocidas gracias al cine– de Rio de Janeiro, Rafaela Lopes Silva centró en el judo sus esperanzas de encontrar un futuro mejor del que le esperaban a la mayoría de sus amigos.

Los resultados no tardaron en llegar. En 2011, con apenas 19 años, ya era subcampeona del mundo. Con lo que a la cita olímpica de Londres 2012 llegó con todas las aspiraciones. Pero un agarre considerado ilegal la dejó fuera en la ronda preliminar.

Se cebaron con ella. En la prensa y, sobre todo, en las redes. Ese oscuro mundo en el que todos pueden atacar con total impunidad, y la víctima poco puede hacer. De ella se dijo que era una vergüenza para el país. Una deshonra para su familia. "Un mono que debía estar enjaulado", le llegaron a decir.

Aquellos ataques racistas en internet hundieron no sólo a la judoca, sino a la persona. Rafaela, como confesaría ella misma a la agencia AFP. "No salía de casa, siempre acostada. Siempre desanimada. Tenía miedo de mirar el ordenador y encontrarse con cosas aún peores". Dejó el judo durante tres meses. Su intención era hacerlo para siempre. No valía la pena todo aquello.

Pero la Federación brasileña, consciente de su enorme potencial, y a cuatro años de que los Juegos se celebraran en casa, consiguió convencerla para que regresara. Debía ser una de las principales bazas para sus Juegos.

Silva necesitó incluso de un equipo de psicólogos para hacerlo. Para recuperar su autoestima. Equipo que puso a su disposición la Federación. Y funcionó. Porque en 2016, en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, en casa, Rafaela Silva consiguió la medalla de oro en la categoría de -57 kg.

Era el primer oro olímpico en judo de la historia de Brasil. Su país. El país al que, según tantos, había deshonrado. El país que la había insultado. Que la había llamado mono.

"Quiero mostrar a los que me criticaron en Londres, los que dijeron que soy una vergüenza para mi familia y que un mono pertenece a una jaula y no a las Olimpiadas, que ese mono que se suponía debía estar en una jaula en Londres ha salido de esa jaula y ahora es una campeona olímpica aquí, en Rio de Janeiro"

Un positivo controvertido

El 9 de agosto de 2019 Rafaela Silva se sometió a un control antidopaje durante los Juegos Panamericanos de Lima, tras conseguir la medalla de plata en la categoría de -57 kg. Dio positivo por la presencia fenoterol, una sustancia prohibida por tener efecto broncodilatador pero que está presente en varias medicinas para el tratamiento de enfermedades respiratorias.

En su defensa, Silva alegó que nunca usó medicinas con esa sustancia pero que pudo haberse contaminado debido al contacto con su sobrina, de siete meses, que cuidó poco antes de viajar a Lima y que recibe un tratamiento contra el asma.

Sólo tres semanas después, el 31 de agosto de 2019, durante los Mundiales de Tokio, Silva se sometió a otro control y dio un resultado negativo.

Pero el 23 de septiembre la Organización Deportiva Panamericana, organizadora de los Juegos Panamericanos, notificó a Rafaela Silva y a la IJF su decisión de descalificar a la brasileña de todas las competiciones en las que participó y ordenó a la deportista que devolviera la medalla que ganó en la categoría de -57 kg.

El 22 de enero de 2020 la Federación Internacional de Judo (IJF) la castigó con dos años de suspensión. Rafaela Silva solicitó al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) que la decisión fuera anulada o se le impusiera la sanción mínima, alegando que se contaminó involuntariamente con la sustancia prohibida.

Finalmente, este lunes 21 de diciembre el TAS desestimaba la apelación, entendiendo que lo más probable es que hubiera una "vía de ingestión" de la sustancia prohibida. En consecuencia, el tribunal no puede "reducir ni eliminar la sanción impuesta".

Además del oro en los Olímpicos de Río, Silva tiene el título mundial de 2013 y tres platas y dos bronces en Campeonatos Mundiales. Su primer oro panamericano, conquistado en Lima, le fue retirado por el positivo en la prueba de dopaje.

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