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El deporte en el Antiguo Egipto, con Rosa Pujol

Libertad Digital analiza el papel del deporte en el Antiguo Egipto entrevistando a la presidenta de la Asociación Española de Egiptología.

Libertad Digital analiza el papel del deporte en el Antiguo Egipto entrevistando a la presidenta de la Asociación Española de Egiptología.
Imagen de las imponentes pirámides de Egipto | Pixabay/CC/NadineDoerle

Libertad Digital inició con Roma un serial de reportajes y entrevistas cuyo principal objetivo es traer a nuestros días el deporte de la antigüedad. En el primer episodio contamos con la ayuda de Santiago Posteguillo, escritor y Premio Planeta 2018 por su novela Yo, Julia. En el segundo episodio nos adentramos en las arenas de Egipto para viajar a la época de los faraones en busca de los elementos deportivos de aquella grandiosa civilización.

En esta ocasión contamos con la ayuda de Rosa Pujol, presidenta de la Asociación Española de Egiptología, que nos ha servido de guía entre pirámides, dioses, faraones y como no, a través de las aguas del río Nilo.

Pregunta: ¿En qué grado se puede hablar de deporte en el antiguo Egipto?

Respuesta: Lo primero que tenemos que decir es que no hay deporte como tal, siempre que tomemos como referencia el concepto que tenemos de él hoy en día. Ellos practicaban deporte, hacían ejercicio físico, pero no sabían que estaban haciendo deporte. No tenían una palabra para ello ni había una dedicación profesional como sí podemos tener hoy en día. En Egipto había un clima óptimo para estar al aire libre y eso sí les era favorable para practicar deporte, pero sin tener la concepción del mismo que tenemos ahora. De la misma manera que tampoco podemos considerar que lo que hacían los egipcios con maravillas como el tesoro de Tutankamón era arte tal y como lo conocemos ahora, porque ellos no lo hacían porque fuese bonito sino por su simbolismo. No podemos llamar deporte a las actividades que realizaban en aquella época. Los egipcios hacían sobre todo juegos y entrenamientos militares. Eso sí, ellos conocían perfectamente la relación entre la actividad física y el buen tono muscular. Por otro lado tenemos que tener en cuenta que la esperanza de vida en el antiguo Egipto no iba mucho más allá de los 40 años. Por lo tanto hablamos de personas muy jóvenes y muy activas propensas al ejercicio físico.

P: Partiendo de la base de que en Egipto, como bien nos comenta, el concepto 'deporte' se aleja de civilizaciones como la griega o la romana, ¿qué modalidades, aunque no fuesen deportivas, podemos encontrar en la cultura egipcia?

R: Hay que partir de la base de que no había deporte espectáculo. Por lo tanto no había escenarios o grandes recintos como sí los había en Roma o Grecia. No existía público en las competiciones, pero sí competían de un modo natural. A nivel de entrenamientos militares sí podemos hablar de algo más ordenado aunque no dejaban de ser eso, entrenamientos de lucha y combate. En algunas tumbas se han encontrado imágenes de lo que podríamos denominar artes marciales y que se asemejaban a llaves de judo o kárate. Se ve a personas entrenar con unas reglas determinadas para un tipo de combate determinado. Lo que sí podemos destacar son pequeñas competiciones de atletismo, pero eran algo reducido para ver quién podía correr más rápido de un punto a otro. Al estar mucho al aire libre, correr y nadar se convertían en actividades muy cotidianas para ellos. Todo esto lo hemos averiguado a través de las representaciones que se han encontrado y en ellas no se han visto nunca escenarios que puedan demostrar que había deporte espectáculo en el antiguo Egipto. Ellos competían por gusto y en un ámbito privado. No había nada organizado como sí existía en los Juegos Olímpicos griegos o en las cuadrigas romanas.

P: ¿Cuál era el papel de la esclavitud utilizada para el ocio en esta parte de la sociedad egipcia?

R: Aquí tenemos que romper un mito que ha surgido sobre todo alrededor del cine. En Egipto no había esclavitud si entendemos la misma como esclavos que se podían comprar, vender o traficar con ellos. Lo que sí había eran prisioneros de guerra que se daban como recompensa a los militares que habían tenido grandes conquistas. Esas personas se quedaban como sirvientes en las casas de dichos militares y trabajaban con la única recompensa de poder comer a diario. Ninguno de ellos podía comprar su libertad a través de luchar en un coliseo como en otras civilizaciones. Por lo tanto no tenían ningún papel en el 'deporte' de la época. Los sirvientes estaban para servir, cocinar, cuidar las cuadras... todo lo relacionado con el hogar. De hecho muchos sirvientes, debido a la dureza de sus tareas, estaban en muy buena forma física.

P: Antes de empezar la entrevista me comentaba la existencia de un festival que practicaban los faraones y que podía relacionarse de forma indirecta con un espectáculo deportivo. ¿En qué consistía?

R: Este festival debía realizarse cuando los faraones cumplían los 30 años de reinado, pero hay que tener en cuenta lo que te comentaba antes de la baja esperanza de vida de los egipcios en aquella época. Por lo tanto solo podían realizarlo aquellos que tenían una alta longevidad. Algunos lo consiguieron y otros lo hicieron de manera ficticia sin cumplir a rajatabla con la regla de hacerlo a los 30 años de reinado. En estos festivales, el faraón debía recorrer el recinto en cuestión, ya sea en un patio interno o incluso delante de la pirámide si es que estaba establecido ese escenario en el recorrido, y debía hacerlo en torno a los cuatro lados de ese recinto. Era una carrera ritual que tenía como objetivo demostrar al pueblo que seguía siendo joven y que tenía la vitalidad necesaria para seguir gobernando. No era para endiosar al faraón sino para convencer él al pueblo de que seguía teniendo salud para ocupar el puesto. El primer festival lo hacían a los 30 años y luego cada tres. Se dice que Ramsés II murió con 92 años, por lo que le habría dando tiempo a hacer varios siendo una clara excepción dentro de la época.

P: ¿Era la caza un deporte establecido dentro de la época? Se habla incluso de la figura del hipopótamo en este tipo de cacerías privadas. ¿Es cierto?

R: Concretamente al hipopótamo le tenían un respeto especial y sí está documentado que había cacerías de este tipo con este animal, que además es de los más peligrosos que existen. A través de este ejemplo se puede ver que las cacerías de los faraones no eran mañanas tranquilas de ocio en las que se cazaban dos o tres patos y ya está. Tenían un componente muy serio y muy peligroso. Por otro lado, la fauna que había en la época en Egipto no es la misma que la que hay ahora. Había cacerías de elefantes y leones, por ejemplo. Sin duda era el deporte rey para los faraones. Incluso hay leyendas exageradas que hablan de un faraón, concretamente Amenhotep III, que cazó 90 toros en un día. Bueno, yo les propongo a los lectores que prueben a cazar 90 moscas en un día y así verán si es fácil cazar una cifra así de cualquier cosa (risas). Hay muchas historias así. Hay otro faraón que decía que atravesaba un escudo de cobre lanzando cinco flechas con el mismo arco y hay un relieve comentando aquella supuesta hazaña. Eso respecto a los faraones, pero el pueblo también cazaba, aunque en su caso eran cacerías más pequeñas como puede ser la caza de patos en el río.

P: Me gustaría hablar de uno de los personajes más importantes de la historia de Egipto, el río Nilo. ¿Qué papel tenía en ese aspecto 'deportivo' de la época?

R: El Nilo era la carretera de la época. Les valía para trasladarse ellos y también para mover mercancías. Lógicamente tenían mucho dominio del remo y de la vela, pero también nadaban. Había competiciones de natación y, por supuesto, de velocidad tanto remando como a vela. Eso sí, hablamos de competiciones privadas, no de un torneo o de una competición para ganar una copa. También hay mucha documentación sobre la pesca. Se competía para ver quién pescaba más o para ver quién podía cazar más patos. Pero esos eran 'deportes' más comunes en el pueblo, porque los faraones como hemos dicho antes apuntaban más alto y cazaban toros de 90 en 90 (risas).

P: ¿Cuál era el papel de la mujer? ¿Era residual o activo?

R: Aunque se pueda pensar lo contrario fue importante el papel de la mujer. No destacaban dentro del campo de la fuerza, de hecho no están representadas en ningún sitio corriendo o participando en actividades de remo, pero sí tuvieron un papel destacado en las fiestas privadas como bailarinas y acróbatas. Hacían unas acrobacias y unos ejercicios de contorsión realmente memorables. Si lo trasladamos a nuestra época se podría hablar de algo parecido a la gimnasia rítmica. Amenizaban los banquetes y las celebraciones tanto en el ámbito privado como en ceremonias de carácter religioso. Siempre se contaba con ellas. Por otro lado las más jóvenes eran las encargadas, por ejemplo, de amenizar las fiestas de las cosechas a través de juegos parecidos al 'corro de la patata', saltar una por encima de la otra, etc. Más allá del tema de la mujer hay muchas representaciones de niños jugando a diferentes juegos. Un ejemplo lo podemos encontrar en la tumba de un niño donde se encontraron unos elementos de piedra que hacían las veces de porterías de fútbol y otros que simulaban piezas de diferentes equipos. Yo lo dejó ahí, pero podemos estar hablando de una especie de fútbol de chapas de la época.

P: Egipto, dioses, mitificaciones... En este caso, ¿existiría algún dios que se pueda relacionar con el tema que estamos tratando?

R: Ellos tenían dioses para casi todo, pero no específicamente para el deporte porque no existía una idea parecida a la que tenemos ahora sobre el mismo. Los dioses que vemos habitualmente en la cultura egipcia tenían forma de animal y ellos los veneraban en parte por las cualidades que como animales podían tener. La agilidad, la velocidad, la astucia... ¿Por qué se adoraba a los dioses pájaro? Por su capacidad de volar. ¿Por que se adoraba a los dioses leones? Por lo sanguinarios y crueles que podían ser. ¿Los dioses toro? Por su fuerza. En el caso del deporte no había ninguno representativo. No había ningún dios del deporte, por así decirlo.

P: ¿Existe algún faraón que tuviese más peso en el terreno deportivo o que destacase más por su participación en actividades deportivas, cacerías o incluso en los festivales que ha mencionado anteriormente?

R: Efectivamente Ramsés II, como comentamos antes, fue muy longevo, pero si tenemos que destacar a un faraón que tuvo un papel importante dentro del aspecto físico o estético tenemos que hablar de Amenhotep II. Es considerado el faraón atlético por excelencia. Él tiene detrás esa leyenda que antes te comenté de romper un escudo con cinco flechas lanzadas con el mismo arco. Pero si nos centramos en una imagen más de héroe tendríamos que hablar de Tutmosis III aunque en su caso fue por las conquistas militares. Con él llegó el Egipto más grande a nivel imperial. Por eso se le llamó el Napoleón de la época. Libró muchas campañas y amplió mucho el imperio.

P: Siempre acabamos estas entrevistas con una pregunta que va más allá del tema deportivo. ¿Qué gran mentira se nos ha contado del mundo egipcio a través del cine o de la literatura?

R: En las películas siempre se ve a los esclavos, como los llaman en las películas pese a ser trabajadores, fritos a latigazos, castigados y con aspecto de estar muy cercanos a la muerte por agotamiento. Eso no era así. Las pirámides no se hubiesen podido construir a base de latigazos. Lo que pasa es que el Nilo se desbordaba todos los años y anegaba los campos de cultivo provocando que una gran parte de la población, que se dedicaba a la agricultura, se quedase sin trabajo. Lo que hacían los faraones era aprovechar esa circunstancia para utilizar esa mano de obra parada en otros ámbitos, como por ejemplo para construir sus tumbas, porque las pirámides eran eso, tumbas para los faraones. Nada que ver con asuntos de extraterrestres (risas). Para esas construcciones necesitaban mucha gente y está más que demostrado y documentado que las pirámides no se construyeron a base de latigazos sino a base de pan y cebollas, que era lo que comían los trabajadores. Realmente fue un trabajo muy duro, pero no nos consta que hubiese esa imagen de esclavitud que nos ha dado el cine. De hecho hay poca constancia de una gran violencia o de una severidad importante a la hora de castigar los delitos en el Antiguo Egipto. El máximo castigo era el destierro. La cultura egipcia en ese sentido era muy avanzada y no se parecía a los imperios romano y griego. Por poner otro ejemplo más, las mujeres tenían los mismos derechos financieros que los hombres. Podían contratar, despedir, administrar o recibir sus herencias. No había una gran diferencia en ese sentido como sí las hubo en otras culturas.

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