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Khabib Nurmagomedov, el adiós de una leyenda: de pelear contra osos a ser el más grande de la historia de las MMA

Khabib se despide de la MMA por la puerta grande. Se marcha una auténtica leyenda y un tipo diferente.

Khabib se despide de la MMA por la puerta grande. Se marcha una auténtica leyenda y un tipo diferente.
EFE

Khabib Nurmagomedov se despidió a lo grande de las MMA. Con una victoria por sumisión ante Justin Gaethje. Lo hizo con un pie roto y tras el triunfo, anunció su retirada con solo 32 años como prometió a su madre tras el trágico fallecimiento de su padre por culpa del dichoso coronavirus.

Khabib se marcha por la puerta grande. Invicto, nadie ha sido capaz de toserle en la jaula. 29 victorias y 0 derrotas. Muchos le consideran el GOAT -el Más Grande de Todos los Tiempos- de las MMA.

Antes de despedirse se ha filtrado un vídeo donde uno de los miembros de su equipo introduce una serpiente en el gimnasio. Una terrorífica broma de despedida para 'The Eagle'.

Del vídeo sorprende que es la primera vez que se ve asustado de verdad a Khabib. Una serpiente le puso en jaque. Y es que todos, hasta los más grandes, tienen su punto débil.

Su padre, una figura clave en su carrera

Khabib estaba muy unido a su padre. Prácticamente desde la cuna, Nurmagomedov mostró sus habilidades para el arte de la lucha. Y es que, según contó su propio padre, Khabib aprendió a andar en una estera de lucha libre. Literalmente. Abdulmanap, un entrenador con coraza de aluminio forjada durante sus servicios militares a la URSS, utilizaba la planta baja de su casa como improvisado gimnasio para entrenar a un puñado de jóvenes del pueblo a los que intuía potencial para unirse al equipo nacional de lucha libre. Aunque la principal razón iba mucho más allá de lo deportivo.

Daguestán es una de las repúblicas más conflictivas de Rusia durante las últimas décadas. No en vano, es la que registra mayor cantidad de delitos de terrorismo. Los datos hablan de 966 casos de incidentes relacionados con el terrorismo solo en 2016. Abdulmanap reutilizaba la lucha con un doble objetivo. Darles una válvula de escape para huir del terrorismo y el fundamentalismo radical y a la vez, adoctrinar a sus alumnos los valores de la confianza, la disciplina y endurecerlos ante las experiencias potencialmente traumáticas que azotan con frecuencia el Cáucaso Norte. Y es que para Abdulmanap "La guerra siempre es un tema de preocupación si vives en el Cáucaso. Por eso creo que cada hombre tiene que estar listo para la guerra ... incluso en tiempos de paz".

Durante los duros entrenamientos que el 'Sargento de Hierro' Abdulmanap sometía a sus pupilos, Khabib gateaba por las esteras y es ahí, donde dio su primer paso. Como si de un guiño del destino se tratara.

Para alejarle del fango -muchos de sus amigos de infancia están metidos en asuntos turbios- y aprovechando el don con el que nació, su padre, maestro de judo y boxeo, comenzó a introducirle en el mundo de la lucha. Como carta de presentación, el día en el que Khabib cumplió 9 años, le hizo un regalo muy especial.

Abdulmanap hizo que Khabib saliera de su casa. En la calle le esperaba una sorpresa. Un cachorro de oso encadenado, que era más grande y más pesado que el enclenque niño tembloroso vestido con chándal rojo, azul y blanco. El padre enciende una cámara, echa una mirada penetrante a su hijo y le ordena que luche con el animal. Adoctrinado en la cultura de Daguestán -la disciplina por encima de todo- incluso a su corta edad, el niño sabía que no debía cuestionar los deseos de su padre.

Khabib, sin pestañear, se lanzó hacia delante de la pata del oso. Con solo nueve años, muerto de miedo, no dio un paso atrás. Mostró una fortaleza mental inaudita. Ese día, comenzó a forjar su leyenda.

A partir de ese insólito momento, Khabib haría del gimnasio su guarida. Se entrenaba dos veces al día como si de un régimen militar se tratara. Su padre, implacable, estaba construyendo una auténtica máquina de pelear.

Perseguido por el Estado Islámico

La figura de Khabib va mucho más allá de lo puramente deportivo. Es un ejemplo y un modelo de superación para la juventud del Caucásico Norte. Allí, es considerado un auténtico héroe. No obstante, su camino para llegar al estrellato fue tremendamente espinoso. No solo tiene que luchar contra sus rivales, también con el racismo étnico que se extiende por territorio ruso y contra el mismísimo Estado Islámico.

Khabib es un musulmán practicante que habla abiertamente sobre su religiosidad, su devoción a Dios, y que antepone su espiritualidad por encima de cualquier cosa, incluso de la lucha. Pero la radicalización no entiende de colores. Las voces más críticas creen que los musulmanes no tienen derecho a luchar encima del tapiz. El Estado Islámico llegó a publicar en 2015 un vídeo con clips de Khabib en el que critica a los musulmanes como él que luchan por dinero y entretenimiento en lugar de dedicarse a defender el Islam en el campo de batalla. ¿El objetivo? Manchar su nombre y adoctrinar a los más jóvenes para que no se confundan de camino.

A pesar de las oscuras intenciones del Estado Islámico, la figura de Khabib, que muestra con orgullo su pasado, no paró de agrandarse. Su apodo, 'El Águila', así como su sombrero papaja -compañero inseparable en cada combate-, rindieron homenaje a siglos de herencia de las tierras altas. Estos aspectos de su personalidad no han hecho más que fortalecer su figura al norte del Cáucaso.

Tras proclamarse doble campeón del mundo de Sambo, Khabib pasó al siguiente nivel. En 2008 se inició en el mundo de la lucha total, las artes marciales mixtas, donde tampoco encontró oponente que le tumbara. Sus rivales, caían como moscas. En menos de un mes, derrotó a cinco. Una auténtica máquina de triturar. Tras 16 victorias y sin conocer el aroma de la derrota, la UFC llama a sus puertas en 2012. El resto, ya es leyenda. Ahora, como prometió a su madre, se retira. Quiere pasar el mayor tiempo posible junto a ella tras la trágica muerte de su padre. Así es Khabib, un hombre de palabra y una auténtica leyenda de la jaula.

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