Es difícil catalogar a Babe Zaharias en el mundo del deporte. Fueron tantas, y tan variadas, las disciplinas en las que brilló, que escapa de cualquier etiqueta. Quizá habría que hablar simplemente de la mejor deportista de todos los tiempos. En el sentido más amplio de la afirmación.
Porque Mildred Ella Didrikson Zaharias fue, por ejemplo, elegida en el mejor equipo de baloncesto del país en tres ocasiones; la única deportista que ha ganado medalla olímpica en salto, carrera y lanzamiento; o la primera mujer en pasar el corte de un torneo masculino de golf. Es evidente que Babe rompió múltiples barreras.
Nacida el 26 de junio de 1911 en Port Arthur, Texas, sintió afición por el deporte desde bien pequeña. El primero que practicó, según relata en su autobiografía, fue el béisbol. Con los amigos del barrio. Era capaz de batear tan fuerte, que fue bautizada con el sobrenombre de Babe, en honor a Babe Ruth, el ídolo americano del momento. Sobrenombre que le acompañaría por el resto de los días.
En 1930, cuando formaba parte del equipo de baloncesto universitario, donde se destacó como una pívot con una gran capacidad de movimientos, fue fichada por el Employers Casualty Insurance. En realidad, la compañía de Dallas le ofreció un contrato como secretaria para, así, asegurarse que jugaría en su equipo y, supuestamente, sin cobrar, para así seguir siendo amateur. En 1930, 1931 y 1932 llevaría al equipo a la final estatal, logrando una victoria, y sería incluida en el mejor equipo de baloncesto femenino del país las tres temporadas.
Reina olímpica
Paralelamente, Didrikson practicó también atletismo, además de baloncesto. Y resulta que se le daba aún mejor. Lo constata el increíble registro en los trials americanos de 1932. Compitiendo con el Employers Casualty Insurance se llevó la victoria por clubes. Babe era la única integrante del equipo. Y ganó en seis de las ocho pruebas en que participó. En ocasiones, apenas terminaba una y ya tenía que estar en la salida de la siguiente. Sumó su equipo –es decir, ella sola- 30 puntos. Ocho más que el equipo segundo clasificado, que estaba compuesto por 12 atletas.
Aquello, claro, le permitió obtener el billete para los Juegos Olímpicos que se iban a disputar en casa, en Los Ángeles, en 1932. Unos Juegos para los que Babe había conseguido la clasificación en cinco disciplinas diferentes. Pero como quiera que entonces la normativa tan solo permitía –a las mujeres, no a los hombres- participar en un máximo de tres modalidades, tuvo que elegir.
Y en las tres en que participó ganó medalla. Ganó el oro en el lanzamiento de jabalina, con una distancia de 43.69 metros, récord olímpico. Ganó el oro en los 80 metros vallas, con un tiempo de 11.7 segundos, nuevo récord mundial. Y ganó la plata en el salto de altura, con 1.65 metros.
Una plata rodeada de polémica. Porque Babe alcanzó la misma altura que la ganadora del oro, Jean Shiley. Pero su salto se consideró ilegal. Se mantuvo la altura, no se la descalificó, pero se decidió que el oro no podía ser para ella porque su salto no era correcto.
Todo porque su ejecución, denominada Western Roll, hacía pasar la cabeza sobre la barra antes que el resto del cuerpo. No le importó a la organización hasta que se encontraron con que las dos atletas habían empatado. Entonces, consideraron que el salto de Babe no era reglamentario. Sólo unas semanas después se cambió la normativa para aceptarlo. Y ese salto de Didrikson terminaría derivando en el famoso Fosbury, que desde México 68 todos usan.
Babe podría haber ganado perfectamente tres medallas de oro. Por no hablar de la limitación de tan solo tres disciplinas. Porque de no ser así tal vez su número de medallas podría haber sido aún mayor. En cualquier caso, sigue siendo hasta la fecha la única atleta que ha logrado medalla olímpica en lanzamiento, carrera y salto.
Y después, la mejor golfista
Tras la gesta olímpica, Mildred Didrikson alcanzó una notoria fama en Estados Unidos. Pero no siempre en sentido positivo. No fueron pocos los que no quisieron aceptar el inmenso éxito y talento de una mujer, llegando incluso a afirmar que se trataba en realidad de un hombre.
Según se afirma en la Encyclopedia Britannica, un periodista publicó que "sería mejor que ella y las que son como ella se quedaran en casa, se dedicaran a cuidarse y embellecerse, y esperaran para coger el teléfono".
Pero Babe no se veía afectada por todo aquello. Antes al contrario, siguió haciendo lo que más le gustaba: ganar. Y lo hizo en multitud de deportes: softball, natación, patinaje, boxeo, billar…
"¿Hay algo a lo que no haya jugado en su vida?", le preguntaron en una ocasión. "A las muñecas", respondió.
Finalmente, se decantó por el golf. Y pronto descubrió, cómo no, que se le daba de maravilla. No tardaría en convertirse en profesional y, así, poder ganar dinero. Se afirma que, en su mejor momento, llegaría a ingresar hasta 100.000 dólares por año por sus victorias, sus giras de exhibición, y sus anuncios publicitarios.
A lo largo de su carrera, de 1934 a 1956, se impondría en nada menos que 41 torneos. 10 de ellos Majors. Y entre 1946 y 1947 encadenó 14 victorias consecutivas. Hoy día sigue siendo la mayor racha de campeonatos consecutivos en la historia del golf.
No sólo eso. En 1938 Babe se convirtió en la primera mujer que competía en un torneo masculino de golf, participando en el Abierto de Los Ángeles. Tendrían que pasar 75 años para que otra mujer volviera a competir en un torneo masculino. Annika Sörenstram lo hizo en Texas en 2003.
Y en 1949 encabezó la creación de la Ladies Professional Golf Association, la LPGA. Babe sería su principal reclamo.
A la edad de 42 años le diagnosticaron un cáncer de colon. Continuó jugando –y ganando- hasta que, el 27 de septiembre de 1956, falleció. Tenía 45 años.
Se sucedieron los reconocimientos desde entonces. Mejor atleta femenina del Siglo XX por la Associated Press. Segunda mejor atleta de todos los tiempos por Sports Illustrated. Décima mejor deportista norteamericana del Siglo XX (y primera mujer de la clasificación) para ESPN. Segunda mejor jugadora de golf del Siglo XX…Ni sumándolos todos se alcanza la cantidad de deportes que practicó –y en los que brilló- Mildred Ella Didrikson Zaharias. Babe. La deportista más completa de todos los tiempos.