El médico japonés Kentaro Iwata, experto en enfermedades infecciosas, fue uno de los primeros que hizo saltar la voz de alarma sobre la gestión de la cuarentena por coronavirus en febrero pasado del crucero Diamond Princess. Ahora, este galeno nipón vuelve a manifestarse para lanzar una seria advertencia, asegurando que no cree que los Juegos Olímpicos de Tokio, que en principio debían haberse celebrado entre finales de julio y principios de agosto, tampoco podrán celebrarse en el verano de 2021 por culpa de la pandemia mundial.
"Hay dos factores necesarios para que se celebren los Juegos: que Japón tenga bajo control el Covid-19 y que el resto del mundo lo tenga bajo control. (...) Japón podría controlar la enfermedad, pero no creo que eso vaya a pasar en todos los países de la Tierra", ha dicho el epidemiólogo japonés en una rueda de prensa telemática. Iwata dice ser "muy pesimista" con este asunto. "A no ser que organicen los Juegos con un formato muy distinto, sin público o con una participación muy limitada, no creo que vayan a celebrarse", expuso.
A diferencia de otros eventos deportivos en los que participan varios países, a unos Juegos Olímpicos asisten cientos de naciones, "tienes que invitar a muchos atletas de muchos países, lo que no es muy compatible con este coronavirus, que es una pandemia".
Así opinaba el epidemiólogo, con experiencia de campo en los brotes del SARS o el ébola, en una comparecencia para tratar la gestión de la pandemia en Japón, donde los casos han aumentado progresivamente desde que se aplazara la cita deportiva hasta superar los 11.000 contagiados y cerca de los 250 muertos.
Las cifras están lejos de las contabilizadas en ciertos países de Europa o Estados Unidos, una diferencia que Iwata atribuye a que Japón "fue muy afortunado porque fue muy exitoso en su estrategia inicial de control de focos", aunque no en todo el país, como muestra el gran número de casos en Tokio u Osaka (oeste del país). "El número de casos nuevos es relativamente estable y mi temor es que haya una explosión de casos, lo que no ha pasado, a pesar de que el número de test está por debajo de lo adecuado", dice el doctor.
Ante las teorías conspirativas que señalan que Japón podría estar encubriendo casos y muertes por el patógeno, Iwata considera que los datos gubernamentales son "relativamente fiables", pese a su restrictiva política de pruebas. "El Gobierno nunca ha tratado de contar todos los casos, desde el principio. No hay que considerar el número oficial como un número preciso, sino como un indicador de la tendencia" sobre la aceleración o la desaceleración de la propagación.
Pese a que el epidemiólogo considera que a Japón le funcionó bien su estrategia inicial, también cree que el país debió prepararse antes y mejor para cambiarla en caso de que dejara de ser efectiva, como señala que ha pasado. "Japón, históricamente hablando, no es muy rápido cambiando de estrategia. Le lleva mucho tiempo cambiar a un plan B porque hacerlo es admitir que el primero falló (...) El aumento de test, las habitaciones de hotel para pacientes asintomáticos y leves son el tipo de medidas que necesitábamos desde febrero", señala.