Casi 28 años después de que se celebraran los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, seguramente las generaciones más jóvenes o con edades inferiores a los 35 años no recuerden mucho o apenas nada de lo que ese acontecimiento significó para Barcelona y para España. Y para las generaciones que lo vivieron, quizá aquellos buenos momentos y aquel orgullo ha quedado en el olvido, de forma similar a la situación actual del Estadio Olímpico de Montjuïc, deteriorado por el paso del tiempo y el desinterés de los responsables políticos.
Hoy quiero recordar el precioso documental que Informe Robinson realizó sobre dichos Juegos al cumplirse su vigésimo aniversario. Merece la pena recordar de lo que fuimos capaces hace no tanto tiempo. De lo que fuimos capaces a nivel político, con una idea nacida en plena Transición Española, con Juan Antonio Samaranch perfilándose para presidir el Comité Olímpico Internacional, y culminando en 1986, con la elección de Barcelona como sede de los XXV Juegos Olímpicos. Con un alcalde de Barcelona de un partido, Pasqual Maragall, y un presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de otro, pero todos unidos y superando sus diferencias ideológicas en pos de un bien común. Y también, de algún error del que se tomó nota y se aprendió para mejorar, como las inundaciones en el estadio olímpico el día de su inauguración en 1989.
A nivel organizativo, por el éxito de su ceremonia de inauguración, con el recuerdo imborrable de la flecha dorada encendiendo el pebetero olímpico tras el último relevo de Epi y una imagen que tantos sentimientos despierta y lamentablemente, imposible de ver hoy, la del actual rey Felipe VI llevando la bandera de España. Porque hoy en día seguimos disfrutando del resultado de aquel proyecto para abrir Barcelona al mar, por todo lo que significó para mejorar y consolidar la imagen de España en el mundo.
Y, sobre todo, por lo que significó para nuestro deporte. Porque perdimos ese complejo que arrastrábamos, porque un deporte español que había ganado 6 medallas de oro en casi un siglo de historia olímpica fue capaz de ganar 13 en poco más de dos semanas de aquel verano mágico. 22 medallas en total. Fue y sigue siendo el techo de España que venía de sumar cuatro medallas, una de oro, en Seúl 88. ¿Por qué hubo un salto tan grande en los resultados con solo cuatro años de diferencia?
Merece la pena recordar, y más en la situación en la que nos encontramos actualmente, la medalla de oro de Fermín Cacho entrando en meta con los brazos en alto, la emoción de Miriam Blasco tras ganar el oro en judo y dedicárselo a su entrenador, fallecido en accidente de tráfico un mes antes de los Juegos con una moto que ella misma le había regalado, la unión de las chicas de hockey femenino o del equipo de tiro olímpico pensando en el oro, o de aquel gol en el descuento de Kiko Narváez tras cazar el rechace de un disparo de Luis Enrique para darnos la medalla de oro en un Camp Nou a rebosar.
Barcelona 92 fue el Dream Team, con Jordan, Magic o Larry Bird, fue Cobi, fue el inicio del Plan ADO, fue Hassiba Boulmerka ganando la primera medalla de oro olímpica en la historia de Argelia a a pesar de que se había tenido que ir fuera del país a entrenar por las amenazas de muerte recibidas por correr sin velo y en pantalón corto. Fue la mejor final de waterpolo de la historia, fue Derek Redmond entrando en meta llorando y junto a su padre, que saltó desde la grada cuando vio que su hijo se había lesionado. Pero, sobre todo, Barcelona 92 es un ejemplo para todos nosotros. En estos meses oscuros, es un recordatorio de lo que somos capaces de hacer y de conseguir, de que tenemos motivos para estar orgullosos, de que sin duda saldremos de ésta y habremos además convertido a nuestros vecinos, en "Amigos para siempre".
Las recomendaciones suelen funcionar como en una cadena. Muchos de vosotros veréis este documental porque yo os lo he recomendado pero previamente a mí alguien me lo recomendó. Fue mi gran amigo Edorta Rojí. La primera vez que lo vimos juntos fue en uno de nuestros muchos viajes por el mundo, siempre con la camiseta de la selección española en nuestra mochila.