Según la estadística, que es lo mismo que decir la costumbre, las selecciones del Sur levantan siete de cada ocho copas Webb Ellis en disputa. Entre los cuatro conjuntos todavía vivos en Japón reúnen un palmarés de seis. Entre ellas, la única que puede verse en una vitrina al norte del ecuador. Hasta la fecha, aquel drop de Jonny Wilkinson en la prórroga de la final de 2003, con su pierna mala, sigue siendo la cota más alta de todo un hemisferio en la historia de las Copas del Mundo de Rugby.
Tras unos cuartos de final en los que sólo Francia opuso resistencia, este fin de semana Yokohama acogerá otras dos oportunidades para contradecir a la historia. El sábado, Inglaterra ante Nueva Zelanda. El domingo, Gales frente a Sudáfrica. Los cuatro mejores equipos del mundo. Los dos más en forma del Norte. Los dos más fuertes del Sur.
Inglaterra-Nueva Zelanda
Dice la historia que el rugby es un deporte en el que juegan 15 contra 15 y siempre ganan los de negro. Sin más apuros que los pasados unos minutos frente a Sudáfrica, los All Blacks son los principales favoritos para conquistar por tercera vez consecutiva el Mundial. Más que principales, serían únicos, absolutos, de no tener enfrente a este XV de la Rosa que Eddie Jones ha transformado en un combinado sin fisuras, monolítico. Dos equipos a los que sólo el tifón Hagibis ha podido restar puntos en sus respectivos paseos hasta la penúltima ronda del torneo.
Ambas selecciones sacarán equipos levemente modificados respecto a los de cuartos de final. En Inglaterra vuelve George Ford al 10, con Owen Farrell y Manu Tuilagi en el mediocampo. Enfrente, Nueva Zelanda presentará un conjunto algo más pesado que contra Irlanda, con Scott Barrett, el enorme de los tres hermanos, en la tercera línea. Es tal la profundidad de ambas plantillas que prácticamente todas las combinaciones posibles de jugadores supondrían, valga el tópico, la final anticipada.
Gales-Sudáfrica
El domingo, Gales buscará su primera participación en una final de la Copa del Mundo. Pase lo que pase, será el penúltimo partido bajo el mando de Warren Gatland, tras 12 años durante los cuales el rugby galés ha crecido hasta el punto de que el domingo, como hace ocho años, en las calles de Cardiff no ocurrirá nada. No habrá un alma. Esta vez con más optimismo y, seguramente, más razones para creer, después de haber vencido los cuatro últimos enfrentamientos (tres en la capital del principado y uno en Washington) a Sudáfrica.
También los Springboks viven un proceso de reinvención. Los dos últimos años, desde que Rassie Erasmus tomó las riendas de la selección africana, ha cambiado el presente de un combinado hace no tanto aparentemente condenado a ver sus mejores días como un recuerdo. Vencedores del último Rugby Championship, los verdes no son menos optimistas que sus rivales, quizás con unas razones menos fundadas, pero igual de actuales.
Para la mayoría, será la semifinal de los aspirantes, el duelo por el subcampeonato. Tal vez, porque Gales es la única selección de las cuatro sin el trofeo en su museo. Quizás porque Sudáfrica acaba de dejar atrás una travesía por el desierto. Seguro, porque Nueva Zelanda e Inglaterra son los dos mejores equipos de rugby del planeta.