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Mundial de Rugby: Inglaterra-Australia, un duelo por ser la alternativa

Los ingleses son casi tan favoritos como los All Blacks. Una rosa en el pecho, un excepcional grupo de jugadores y un seleccionador de primer nivel.

Los ingleses son casi tan favoritos como los All Blacks. Una rosa en el pecho, un excepcional grupo de jugadores y un seleccionador de primer nivel.

Cuando allá por el día de San Patricio acabó el Seis Naciones, pocos esperaban que Inglaterra pudiese tener un papel excesivamente brillante en Japón. Los dos últimos años no habían sido precisamente para presumir, en especial 2018, y el recuerdo del último Mundial en casa empañaba todo optimismo posible. Los meses pasaron y con ellos avanzó la gran temporada de Saracens, columna vertebral de la selección, campeón de Europa. Llegó el verano y la preparación para la novena RWC. La concentración y los partidos ante enemigos íntimos. Las victorias, entre ellas una aplastante ante Irlanda en Twickenham. Con el otoño un nuevo estatus. Hoy, casi tan favoritos como los All Blacks. Una rosa en el pecho, un excepcional grupo de jugadores y un seleccionador de primer nivel.

Eddie Jones es uno de esos entrenadores que no se casan con nadie. Elige a sus jugadores según su estado de forma y en función del sistema que busca para plantar cara a cada rival. Ante Australia, pareciera que ha diseñado un equipo con la victoria del pasado febrero en Dublín en mente, posiblemente la mejor actuación de su equipo en los últimos dos años. En lo que va de torneo, las mayores fortalezas de Inglaterra son su poderío físico y su dinamismo, a los que ha añadido lastre adicional. Tal vez, con Samu Kerevi entre ceja y ceja. El centro australiano, que está siendo el origen de buena parte del peligro generado por el conjunto dirigido por Michael Cheika en el campeonato, demanda especial atención.

Más allá de su número 12, Australia ha seguido una evolución más humilde, pero paralela a la inglesa. Tras años menos brillantes de lo habitual, la actual subcampeona del mundo ha jugado una fase de grupos que ha dejado entrever un equipo preparado mentalmente, capaz de remontar partidos en situaciones muy adversas. Está por demostrarse, sin embargo, su habilidad para sobreponerse también a una racha de 6-0 a favor del XV de la Rosa en los últimos enfrentamientos entre ambos. Seguramente, será en el breakdown donde se decida la victoria. Dos nombres clave: David Pocock, el indudable, innegable tercera línea de los Wallabies nacido en Zimbabue, sorprendentemente criticado durante el Mundial, y Jérôme Garcès, el árbitro francés, con fama de permisivo.

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