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Manuel de los Santos: una historia de superación

Lejos de venirse abajo al ver su carrera truncada, el dominicano decidió convertir su hándicap en una nueva manera de practicar deporte.

Lejos de venirse abajo al ver su carrera truncada, el dominicano decidió convertir su hándicap en una nueva manera de practicar deporte.
Manuel de los Santos, durante un torneo. | Youtube

Manuel de los Santos iba para estrella del béisbol. Nacido en San Pedro de Macoris, República Dominicana, el 3 de mayo de 1984, brilló en edad bien temprana en el deporte rey del país caribeño. A los 18 años su futuro se relacionaba con la Major League de Béisbol, más concretamente con los Toronto Blue Jays. Se le llegó a comparar con Sammy Sosa, gran estrella del béisbol dominicano…

Pero todo se truncó de manera trágica y repentina. Durante la primavera de 2003, esperando a que se materializara su futuro en la liga norteamericana, sufrió un terrible accidente, al arrollar un todoterreno la motocicleta que De los Santos conducía por las calles de Santo Domingo. Perdió una pierna. Pero pudo haber sido mucho peor. Se temió incluso por su vida.

Derrumbado en esos primeros instantes por ver su prometedora carrera truncada, decidió mudarse a Francia para iniciar una nueva vida. Por su cabeza no pasaba la idea de ir en silla de ruedas, pero tampoco sabía encajar en esa nueva situación.

Fue entonces cuando el destino se le apareció en forma de película. Junto a su novia, la española Elena Salazar, se encontraban en el sofá de su casa viendo una película: ‘La leyenda de Bagger Vance’, un film dirigido por Robert Redford y protagonizado por Will Smith y Matt Damon, en el que un excombatiente de la Primera Guerra Mundial deprimido y alcoholizado se convierte en un gran jugador de golf gracias a la ayuda de un misterioso caddie.

De los Santos vio que ahí tenía una oportunidad. Al día siguiente, el joven dominicano decidió comprarse un juego de palos de golf y empezar a practicar en un campo parisino. Desde la primera toma de contacto, al ver cómo volvía a disfrutar y ver además que no se le daba nada mal, supo que en el golf había encontrado su refugio, su motivación.

Desde aquel primer día fue dedicando más y más tiempo a la práctica del golf. Evidentemente, la lógica dificultad que entrañaba el jugar con una sola pierna le obligó a perfeccionar su técnica de una manera diferente a la del resto de golfistas. "Tuve que trabajar mucho el equilibrio, inspirándome en las artes marciales", afirmaría De los Santos.

Pero lo tenía claro: quería sentirse uno más, llegar a algo, a través de su esfuerzo y sacrificio. Su increíble swing, y una gran inteligencia en el golpeo le permitieron granjearse cierta fama entre los golfistas amateurs, y no tardarían en llegar las invitaciones para disputar algunos torneos junto a los profesionales.

Menos de cinco años después de golpear por primera vez una bola, ya pudo participar en su primer torneo de golf, al ser invitado al Pro-Am del Alfred Dunhill Links Championship en 2009. Ese fue el primero de muchos.

El golf, su tabla de salvación

Como él mismo confiesa, el golf se convirtió en su tabla de salvación. Después de verse truncados sus sueños de ser profesional del béisbol, se le presentó una nueva oportunidad para, a pesar de las dificultades, volver a competir al más alto nivel. Y hacerlo de verdad. De los Santos nunca quiso jugar al ‘handigolf’, la modalidad adaptada para discapacitados; él quería hacerlo en el circuito profesional.

"Es mi trabajo, todo el día juego al golf. Entrenar, y entrenar, y entrenar. Cada día. Juego a golf como los demás. Oh, sí, me falta una pierna, pero cuando golpeo la bola olvido el problema. Con el golf me siento Superman. Cuando me siento un poco mal, voy a jugar, y encuentro mi segunda pierna. Olvido mi problema. Nunca me acuerdo cuando juego de que me falta una pierna", declararía el dominicano.

La gran oportunidad para Manuel de los Santos llegó en el verano de 2017, cuando, por primera vez, participó activamente como competidor en el Hauts de France Golf Open. Después de años participando en torneos amateurs y en torneos profesionales –en éstos, siempre en calidad de invitado- por fin conseguía disputar un grande sin invitaciones, ganándoselo de oficio.

No logró un resultado brillante, terminando el 150 de 157 jugadores, con unas mangas de 90 y 84 golpes que lo dejaron con un total de +32 en 36 hoyos. Pero el sueño de jugar entre los mejores se había visto cumplido.

Así lo manifestaba el propio De los Santos tras finalizar el campeonato en Francia: "El golf cambió mi vida. Hace 12 años estaba postrado en cama pensando que nunca podría hacer nada con una sola pierna. Ahora compito en el European Challenge Tour con algunos de los mejores golfistas del planeta. Es increíble".

De momento, no ha vuelto a disputar ningún torneo profesional, aunque a sus 34 años se espera que consiga hacerlo de nuevo en los próximos años. Motivación, trabajo y confianza no le faltan para ello.

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