El Lucas Oil Stadium de Indianápolis fue escenario durante una semana, entre finales de febrero y principios de marzo, del llamado NFL Scouting Combine, una serie de pruebas físicas y de habilidad en la que participan los mejores jugadores universitarios de fútbol americano de todo Estados Unidos, con el fin de que los scouters (ojeadores) vayan anotando una serie de nombres en sus libretas de cara al draft de la liga que tendrá lugar a finales de abril.
Pruebas de cuarenta yardas, salto vertical, salto de longitud a pies parados, test Wonderlic y también el press de banca, entre otras muchas pruebas. En esta última ha destacado Shaquem Griffin, un linebacker de 22 años de la universidad de Florida Central, de 1,88 metros de estatura y 104 kilos de peso, que se ha convertido en noticia por sus veinte repeticiones de pecho con 102 kilogramos. A buen seguro que otros deportistas lograron más, pero lo extraordinario de Shaquem es que lo hizo con una mano protésica.
Shaquem es un jugador extraordinario y bastante rápido. Tiene agresividad, unos reflejos felinos y una gran visión de juego. Pero su principal hándicap es que sólo tiene una mano, la derecha. La izquierda le fue amputada a la altura de la muñeca cuando sólo tenía cuatro años de edad por culpa de una malformación congénita.
Su historia es realmente impresionante. Shaquem nació el 20 de julio de 1995, sólo dos minutos después que su hermano gemelo Shaquill, quien ya compite en la NFL —juega en la posición de cornerback en los Seattle Seahawks—. Padece el síndrome de banda amniótica o complejo de ADAM, una malformación que no permite desarrollar los dedos con normalidad. Su muñeca izquierda se enredó con una fibra durante el embarazo y, como consecuencia, la mano quedó atrofiada e incapacitada para desarrollarse.
A los cuatro años, sus padres le observaron tratando de cortarse la mano izquierda con un cuchillo debido al tremendo dolor que el síndrome le producía, por lo que programaron una cirugía de urgencia para que al pequeño le amputaran la extremidad.
Los gemelos Griffin sólo tenían una cosa en la cabeza: fútbol americano. Shaquem sólo pensaba en el balón oval y, desoyendo los consejos de su padre, se puso a jugar al fútbol, poniendo en serio riesgo una herida que aún no había cicatrizado.
Terry Griffin, el cabeza de familia, entrenó a sus hijos a conciencia y nunca le facilitó las cosas a Shaquem pese a su minusvalía. Ambos aprendieron al unísono y se comprometieron a ir siempre juntos. Cuando a Shaquill le ofrecían becas de universidades que no apostaban por Shaquem, los hermanos las rechazaban. Y así fue cómo, en 2012, la universidad de Florida Central acogió a los dos hermanos sin reservas, y su cuerpo técnico reconvirtió al luchador manco de receptor a linebacker, una posición donde su hándicap no afectaba tanto a su rendimiento.
Esfuerzo, superación y valía. Esos principios aunó Shaquem para ser un gran deportista desde ese mismo momento, pues el joven no sólo destacó en fútbol americano, sino también en béisbol.
Desde hace cinco años, este joven no ha hecho más que darle alegrías a su conjunto: se proclamaron campeones de la National Championship y de la American Athletic Conference (AAC). A nivel individual, Shaquem ha alzado un título al mejor defensor del año en la AAC y ha sido incluido en la mejor plantilla de la ACC en dos ocasiones.
Y ahora parece que el sueño del pequeño de los gemelos Griffin está más cerca de hacerse realidad. Después de haber causado tan grata impresión a los ojeadores en el Scouting Combine, el joven Shaquem está en todas las quinielas para ser seleccionado en el draft y parece estar más que listo para dar el gran salto a la NFL.
Su hermano Shaquill fue elegido el año pasado en tercera ronda del sorteo universitario (puesto 90) y puede que Shaquem mejore a su hermano mayor. Él ya ha probado guantes especiales e incluso ha entablado conversaciones con una empresa especializada en fabricar prótesis con impresoras 3D, pero dice que se siente más cómodo jugando con el brazo desnudo.
La mayor liga de fútbol americano del planeta espera a una nueva estrella. Por increíble que parezca, ser manco no es un impedimento para triunfar...