El mundo del golf tiene un pequeño héroe que llena de orgullo a todos. Su nombre en Tommy Morrissey, tiene seis años y es la sensación del momento en Estados Unidos. Tommy tuvo una malformación congénita en el brazo derecho. Algo que no le impidió aprender, superarse y cautivar a los amantes del golf a partir de sus destrezas. Y la admiración se transforma en incredulidad cuando se lo observa realizar el swing, con un increíble balance, e impactar la pelota a distancias que oscilan entre las 70 y las 100 yardas.
Tommy, que aprendió a jugar al golf con tres años, es una auténtico superador de dificultades. Además de nacer sin el brazo derecho, su condición de zurdo le obliga a realizar el swing con el brazo izquierdo desde la posición de un diestro. Doble hándicap.
Su madre, Marcia cuenta como Tommy comenzó a jugar al golf: "Aprendimos que concentrarse en la discapacidad no lleva a ninguna parte Joe y Marcia. Nos dimos cuenta que a Tommy no le atraían los mismos pasatiempos que a los otros chicos de su edad. Lo que más le llamaba su atención eran los palos de golf. Suele dormir con 8 palos y un día se despertó asustado porque se había olvidado uno. Salió de su habitación gritando Necesito mi driver".
La clave del éxito de Morrisey con el golf la dio el profesional Jeff LeFevre, primer mentor de Tommy cuando tenía tan sólo 3 años: "Tommy es diferente. Ha conseguido compensar la falta del brazo con un equilibrio corporal y una coordinación entre la vista y el brazo que para sí quisieran muchos profesionales. Su equilibrio y posición eran perfectos. Tiene grandes aptitudes para el golf".
A partir de ahí, Tommy no deja de crecer en el verde. Su última hazaña la firmó durante la disputa del Honda Classic, torneo del PGA Tour disputado en Palm Beach (Florida, Estados Unidos). El imberbe Morrisey retó a los profesionales a un One-arm challenge (desafío de un brazo) que consiste en golpear la bola desde 60 metros. Nada que un profesional no pueda hacer, ya que muchas veces, en las primeras clases o para corregir algún defecto, los profesores suelen ejercitar a sus alumnos con swings sin la utilización del brazo derecho, determinante en el momento del impacto y en el pase de la muñeca. Pues bien, el reto se lo llevo Tommy. Nadie pudo superarle. Dejó a todos los presentes babeando.
Morrisey lleva a cabo exhibiciones y desafíos de este estilo en diferentes eventos para recaudar fondos para la fundación Unlimbited que ayuda a niños y jóvenes con algún tipo de malformación a conseguir prótesis impresas en 3D.