Bruno Hortelano, campeón de Europa de 200 metros, celebra haber realizado un calentamiento completo y una sesión de pesas justo tres meses después del accidente de coche del que no recuerda nada y que le dejó graves heridas en la mano derecha, que hubo de ser reconstruida mediante varias operaciones.
"Tres meses después: Calentamiento completo y sesión de pesas que me dejará con agujetas... son momentos mágicos, cuando olvido que tuve daño", escribe este martes el velocista en su cuenta de Twitter.
El accidente ocurrió en el km 27 de la carretera de La Coruña, saliendo de Madrid, cuando viajaba de copiloto con un primo suyo y el coche chocó contra el muro central de la autovía.
"Del accidente no recuerdo nada. Sólo recuerdo despertar, a las tres o cuatro horas en el Hospital Doce de Octubre, un poco antes de entrar en el quirófano. No sabía lo que pasaba. No tenía idea. Estaba totalmente desconcertado y sólo acierto a recordar la voz de aquellas enfermeras que me decían: 'calma, que todo va a ir bien'", recuerda Bruno en una entrevista de Alfredo Varona en público.es.
Al principio no quería ni mirar su mano derecha -"No quería que esa imagen se convirtiese en una pesadilla"-, pero ya se ha reconciliado con ella: "Ahora, la veo y veo lo mismo que vería usted: es una mano fea, no es una mano normal, ahí con un injerto de piel, con sus anomalías, no vamos a engañarnos. Pero yo la veo y me parece preciosa, porque ya la puedo usar casi para todo, hasta para escribir".
Hortelano mira el lado positivo del incidente "No se ha acabado nada. He salido reforzado, incluso. Me ha convencido de que hay obstáculos que parecen insuperables y que, sin embargo, se pueden superar. Me he ido de vacaciones unos días a Nueva York y no he dejado de trabajar la mano, porque el accidente me ha dado más hambre, me ha cambiado, me ha dado ese impulso".
No tuvo miedo de que el atletismo se hubiera acabado para él: "No soy de eso. No tengo esa tendencia y mire que la respuesta natural pudiera que fuese ésa, 'Bruno, tienes que prepararte para que esto vaya mal'. Pero es que, aunque hubiese ido mal, tampoco era el fin del mundo. Y si hubiera perdido la mano ¿qué hubiera pasado? ¿mi vida iba a acabarse? No, todo lo contrario. Por eso creo que mi reacción fue la más primitiva de todas, la de la supervivencia, la de mi familia o la de mi propio primo, porque ese accidente no lo sufrí solo yo. También quería pensar en él. Necesitaba hacerlo".
Durante estos tres meses ha trabajado a fondo la recuperación en todos los aspectos. "Han sido tres meses largos. No sólo ha sido la mano. También he tenido que hacer una recuperación activa del cuerpo. Perdí toda esa masa muscular que me ayudaba a competir y todo eso hay que recuperarlo. Así que no sólo han sido horas con los fisioterapeutas, mañana y tarde, para recuperar la mano. Ha sido mucho más".
Sobre la importancia de la mano en un velocista, explicó: "Siempre importa, todo importa. Y, sobre todo, en las salidas, las manos son las que te sujetan y no debes sentir dolor. Pero es algo que ya estoy haciendo y cada día que pasa me siento mejor. Ni siquiera en los cambios de temperatura siento dolor y me alegra. Me hace feliz. Me demuestra que esto va bien".
"Estoy trabajando para volver a ser como era y, si puedo, volver a correr bien", aseguró. "Pero no es ni más ni menos realista que hace cuatro años cuando fracasé para ir a Londres 2012. Me puse un reto de cuatro años destinado a los JJOO de Rio de Janeiro que fueron maravillosos. No podía ni imaginar lo que ocurrió; todo ese amor, todo ese apoyo, toda esa energía. Pero aquellos cuatro años también se hicieron duros. Llegué a romperme un abductor en 2014 y no podía entrenar normal. Comprobé que uno puede perder pero al final siempre se puede volver".
Bruno sólo piensa en volver a correr. "Y si vuelvo", advierte, "es para superarme y para vivir días como los de Ámsterdam, los de Río o la misma noche aquella en Moratalaz en la que empezó toda esta explosión mediática para mí. De lo contrario, si no vuelvo a alcanzar el nivel de antes, no merecería la pena".