El presidente del Consejo Superior de Deportes desde 2011 anunció hace unos días su adiós. No pilló por sorpresa a nadie su salida puesto que Miguel Cardenal se marchó un minuto antes de que lo echaran. Los escándalos que han rodeado su mandato han terminado por desesperar al ministro de Educación, Cultura y Deporte y ahora también portavoz del Gobierno, Méndez de Vigo.
Los cajones del despacho de Miguel Cardenal se encontraban ya rebosantes de asuntos turbios que en algunos casos trató de ocultar y en otros de airear para perjudicar a alguno de los protagonistas del deporte español.
Una guerra tras otra
Siempre como perdedor, Cardenal ha afrontado una batalla continua como si no representara los intereses de todos por igual en el deporte. Ángel María Villar se convirtió en protagonista de sus pesadillas. Las injerencias del secretario de Estado no consiguieron tumbar al nefasto presidente del "furgol" español, pero el desgaste del dirigente político fue devastador. Cardenal nunca fue capaz de asumir que es la asamblea de la federación la que debe –democráticamente– provocar el cambio necesario de presidente. Hoy, Villar continúa al frente de la RFEF y Cardenal tendrá que ver los partidos de la selección desde su casa.
A la derrota con Villar se une la sufrida ante Alejandro Blanco. A pesar de la falta de colaboración entre el CSD y el Comité Olímpico Español, España consiguió cerrar unos más que dignos Juegos de Río; siendo nuestra delegación la que más deportistas aportaba a la cita olímpica por cada euro invertido en deporte. Los dardos envenenados entre ambos dirigentes han sido continuos en el plano mediático. Blanco se queda solo.
Su ineficacia por los pitos al himno y a la Corona en la final de la Copa del Rey, la defensa pública de un club como el F.C. Barcelona que terminó pactando con la fiscalía por los delitos cometidos, la pasividad ante los excesos del presidente de la Federación Española de Baloncesto o la creación de un órgano de justicia deportiva ad hoc como el Tribunal de Arbitraje Deportivo, han provocado que, por el bien del deporte español, Miguel Cardenal no continuara ni un minuto más al frente del CSD.
¿Y ahora quién?
Muchos son los nombres que están apareciendo en las quinielas pero conviene retrotraerse a 2011 cuando Mariano Rajoy terminó sorprendiendo a todos con el nombramiento de Cardenal. El entonces ministro, José Ignacio Wert, profundo desconocedor del terreno deportivo, dejó en manos del presidente la decisión del nombre.
En aquel momento primó el perfil técnico de Cardenal aunque su nula experiencia política le pasó factura. Quizá por ello los nombres que se barajan en la actualidad se acercan a un ámbito más público. Muchos hablan ya de Pablo Salazar, actual director de deportes de la Comunidad de Madrid, como el favorito. Pero la batalla interna en el Partido Popular está servida.
Xavier García Albiol rechazó el nombramiento hace unos días y ahora las presiones se antojan cruentas en el entorno del ministro Méndez de Vigo. Empeorar la gestión de Cardenal es casi imposible así que los que pudieran tener un perfil cercano al necesario, se postulan para tratar de aprovechar la que podría ser una gran oportunidad. El deporte español permite a los políticos vender éxito en los medios de comunicación y, por ello, las ambiciones de muchos salen a relucir para tratar de acceder al cargo.
Ana Muñoz, antigua directora general de deportes, era de las mejor posicionadas para sustituir a Cardenal pero inició la carrera demasiado pronto y parece llegar con menos aire que otros candidatos. Está bien valorada dentro del Partido Popular y su conocimiento del CSD es innegable.
Más mujeres: Theresa Zabell, Miriam Blasco o Carlota Castrejana también aspiran a convertirse en la primera presidenta del CSD con todos los honores tras la interinidad de Matilde García Duarte hace seis años. Las tres son profundas conocedoras del deporte de élite y han tenido cargos de responsabilidad en el plano político, pero a las tres les faltaría algo de experiencia según cuentan a Libertad Digital, fuentes cercanas al ministro. Lucharán hasta el último momento por el cargo.
Tanto el citado Pablo Salazar, como José Ramón Lete, son directores generales para el Deporte en sus Comunidades Autónomas, Madrid y Galicia, respectivamente. Ambos verían el nombramiento de secretario de Estado como un ascenso lógico en sus carreras. Los dos están preparados para aceptar el cargo.
Y finalmente una de las sorpresas en esta quiniela: la del alcalde de Guadalajara. Según ha podido saber Libertad Digital, Antonio Román estará en la lista final que barajan Méndez de Vigo y Mariano Rajoy. El alcalde ya fue concejal de deportes en el consistorio y tiene un pasado deportivo como exjugador de élite de balonmano.