La política y el deporte suelen mezclarse, y así ha vuelto a quedar de manifiesto en los Campeonatos Mundiales Juveniles de lucha libre, disputados en Hungría. Esta vez, con las tensas relaciones entre Irán e Israel como telón de fondo.
El caso es que el luchador iraní Erfan Aeini fue obligado a fingir una lesión para no tener que enfrentarse al israelí Daniel Popov, en primera ronda de la categoría de hasta 55 kilos. Aeini no pudo ocultar su frustración y su llanto conmovió al mundo.
El sorteo deparó el choque entre Popov y Aeini, y el entrenador de este último se acercó a su pupilo y le colocó un hielo en la mano. "¿Por qué me pones este hielo en la mano?", le preguntó el joven luchado iraní.
Entonces, el técnico se sinceró con el muchacho: "¿Entiendes por qué lo hago? ¿Entiendes cuál es la situación?".
El niño entendió el motivo y rompió a llorar. "¡Déjame ir al combate, puedo vencerlo si me dejas!", le suplicó. Pero sus peticiones no tuvieron efecto. El entrenador le comunicó que, si lo dejaba competir, su nombre iba a ser borrado del equipo para siempre y que, además, recibiría represalias en su país por enfrentarse a un israelí.
Finalmente, Daniel Popov avanzó en el cuadro por "lesión del rival". En su siguiente combate, de octavos de final, perdió contra el búlgaro Mikyay Salim Naim.
La relación entre Irán e Israel se congeló desde la Revolución de 1979, que desembocó en el derrocamiento del sah Mohammad Reza Pahleví y la consiguiente instauración de la República islámica aún vigente. Actualmente, el régimen iraní no acepta como país a Israel y enfrentarse a él en una competición internacional supondría un cierto nivel de reconocimiento.