Alistair Brownlee revalidó el título logrado hace cuatro años en Londres y se ha convertido este jueves en el primer doble campeón olímpico de la historia del triatlón en los Juegos de Río de Janeiro, donde Jonathan agrandó la leyenda de los hermanos ingleses, en una prueba en la que el surafricano Henri Shoeman capturó bronce.
Alistair, de 28 años, asimismo doble campeón mundial y triple oro europeo, efectuó una de las más grandes exhibiciones que se recuerdan en los anales de este deporte y, posiblemente también en la cita olímpica brasileña. Confirmó el porqué de su condición de gran favorito y lideró de principio a fin una prueba en la que firmó el más prestigioso de los dobletes junto a su hermano Jonathan, dos años menor; y en la que el español Mario Mola se tuvo que conformar con un diploma, al acabar octavo.
En el podio de Londres se había 'colado' entre ellos el gran Gómez Noya, que salió de la capital británica con la plata y que se hubiera jugado con ellos los cuartos. Pero a Río, los Brownlee llegaron con un plan mucho mejor.
Con seis dobletes en pruebas de las World Series -en las que Alistair detenta el récord de victorias (21)-, el primero de ellos en Madrid (2011) y los dos últimos este año, en su casa de Leeds y en Estocolmo, les faltaba el más espectacular de todos. Mientras Mario Mola, subcampeón los dos años anteriores, obtenía en Hamburgo su cuarto triunfo en un Mundial que lidera, ellos completaron un entrenamiento en altura en la bella St. Moritz.
Los aires suizos les sentaron bien a ambos, en especial a Alistair, que no desaprovechó la oportunidad de inmortalizar su nombre con un inédito segundo título olímpico en la joven historia del deporte del tres en uno, debutante en la australiana Sydney el primer año del nuevo milenio. Ganó la más bella de las carreras familiares. Con un crono de una hora, 45 minutos y un segundo.
Tan sobrado, que entró en meta caminando, alzando la Union Jack que le habían lanzado desde las gradas y esperando a su hermano Jonny, que entró a seis segundos y también repitió medalla, ascendiendo un peldaño respecto a Londres. Murray protagonizó la gran remontada a pie, que sólo le sirvió para ser cuarto, por delante del luso Joao Pereira. El día que la leyenda de los Brownlee se hizo eterna.