¿Alguién duda que el ciclismo es uno de los deportes más duros? Lo ocurrido en la tercera etapa de la París Niza, que se ha convertido en un infierno para los ciclistas participantes, es un buen ejemplo de lo sufrido que puede llegar a ser.
La extremas condiciones meteorológicas y una pista deslizante que suponía un peligro para la integridad de los ciclistas hicieron que la etapa fuera suspendida. Era tal el viento, el frío -tres grados bajo cero- y la lluvia, que, al menos tres corredores tuvieron que recurrir a un calentador peculiar: su propia orina.
A view from our team car at the dangerous road. #ParisNice pic.twitter.com/VDmnGLr5Q6
— LottoNLJumbo Cycling (@LottoJumbo_road) marzo 9, 2016
Uno de los testimonios que deja a las claras las durísimas condiciones a las que se enfrentó el pelotón, lo dio el español Luis Ángel Maté al diario Marca:
"Hoy me he meado encima varias veces para entrar en calor, y no he sido el único. No sentía la cara, los pies y los brazos. Imagínate en qué condiciones tiene que estar una persona para orinarse encima con la intención de entrar un poquito en calor, porque además apenas te dura un minuto antes de volver a quedarte helado".
Maté no era el único que recurría a su orina como método para entrar en calor. Y es que tanto Marcel Kittel como Simon Geschke han dejado entrever que han tenido que recurrir a la misma solución.