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Sagan gana el Mundial de ciclismo

El eslovaco Peter Sagan gana el Mundial de ciclismo en ruta con Alejandro Valverde quinto.

El eslovaco Peter Sagan gana el Mundial de ciclismo en ruta con Alejandro Valverde quinto.
Peter Sagan mosró toda su clase | EFE

Probablemente no haya nadie en el ciclismo actual que pueda lucir el maillot arco iris de campeón del mundo que el hombre que lo ha conquistado en Richmond, Virginia, este domingo. Nos acostumbra a dejar exhibición tras exhibición, allá donde corre. Sin embargo, su temporada estaba siendo más floja de lo esperado por la falta de buenos resultados en clásicas. Hasta que llegó la más importante, el Mundial, la carrera que te define para el resto del año. Y ahí, Peter Sagan, el eslovaco, ha demostrado su clase.

Sin equipo, pues su selección solo contaba con tres representantes, él incluido (y otro era su hermano). Pero el del Tinkof Saxo, compañero de Contador, ha sido el más listo. Como en todos los mundiales, las últimas dos vueltas eran decisivas. Y en éste, por su orografía, en la última vuelta, con ese concatenado de pequeñas cotas, estaba la victoria.

261 kilómetros tenían por delante. Todas las selecciones contaban con alguna baza. Las favoritas, Alemania con Degenkolb, y Bélgica con el triunvirato Van Avermaet, Boonen, Gilbert. Pero ni una ni otra han subido al podio. Y no será porque no lo hayan intentados. Porque en los principales movimientos siempre había algún belga. Incluso algún alemán. Pero estas carreras son distintas.

El circuito no se prestaba para mucho. 16 kilómetros en cada vuelta, de los cuáles, 14 eran prácticamente llanos. Hasta los repechos finales, dos de ellos con pavés. No apareció la lluvia, ese elemento que habría sido totalmente diferenciador en carreras como éstas. Pero sí las ganas de jugar de Holanda, la selección con más ganas de apostar a jugar a ciclistas, a endurecer la carrera.

La típica fuga que domina la jornada estuvo marcada por el control del local (oriundo de Richmond) Ben King. Una fuga que no llegaba a ningún lugar, pero que permite a selecciones menores mostrarse. Ahí, todavía, no había aparecido España.

Se tuvo que esperar a unos 60 de meta, cuando Lluis Mas, el debutante, quiso formar una fuga. Favorable para España y que provocara que las demás selecciones trabajaran. Pero no cuajó su intento, intentado en el llano. Más adelante, a unos 48, fuePurito el que lo intentó para los nuestros. Movió el árbol y provocó un corte donde el número 1 español, Valverde, se filtró, junto a Luis León Sánchez, más Ion Izaguirre. Cuatro españoles, pero muchos otros con ganas de lío.

Ese grupo no avanza. Habrá que esperar, pensaría en la selección de rojo y amarillo. Nibali, Degenkolb, Boasson Hagen y muchos otros esperaban el momento. Italia no parecía Italia. Ion Izaguirre vigilaba. Y Dani Moreno, pillo, se mete en la fuga más peligrosa a falta de tres vueltas, junto a Boonen, Andrey Amador, Kwiatowski, Mollema, Viviani y Stannard. Es decir, España, Italia y Bélgica, más el vigente campeón, en el grupo de cabeza. Y otros a trabajar. Pero esa fuga no le convence a nadie, con lo que pronto es reducida. O mejor dicho, aumentada.

Y ahí hay que meter a Gilbert, que se une a la fiesta. Bélgica juega a ganar. España sólo cuenta con Dani Moreno. Momento de luchar. Pero es Italia quien tiene que luchar y tirar. Y tapar esa escapada de Farrar y Siotsou, uno que venía de entrar en una fuga anterior.

Así se entra en la última vuelta. En el momento de la verdad, España muestra a cinco de los suyos (de los nuestros) entre los 30 primeros. Pero del 15 hacia atrás. Ninguno realmente delante. Valverde, la baza, buscaba el cobijo en el seno de un grupo que iba a afrontar por última vez la tres últimas cotas.

La primera se hace con un belga, Van Avermaet, en cabeza. A su rueda el gran favorito, Degenkolb (hasta el alemán Greipel tiró antes del pelotón para que todos llegaran juntos). No llega a ningún sitio ese intento de escaramuza. Pero sí lo hace el siguiente.

Como si no estuviera. De entre las sombras. Agazapado toda la carrera. Listo como ninguno. Peter Sagan se pone de pie sobre su bici, ataca en la segundo subida y nadie le sigue. En la bajada, se lanza, aerodinámico, sobre la bici, y hace hueco. El resto es administrar. Porque Van Avermaet y Breschel (danés) no se ponen de acuerdo y no le cogen rueda. A dos kilómetros ya se ve que nadie se pondrá de acuerdo. Que un eslovaco va a ser campeón. No será uno cualquiera.

Mira para atrás. Y ve a lo lejos a dos maillots de España, los de Luisle y Valverde. Pero es un grupo muy numeroso para pelear por las medallas.

La última subida, casi por inercia, pero metiendo plato grande, lo hace Sagan fácil. Y entra en meta con superioridad. Olvidado el enfado de la moto que lo atropelló en la Vuelta. Olvidando que se fue del Tour sin ganar. Pero recordando que es un grande y que no teme a la maldición del arco iris. Él no.

Primero en meta Sagan. Detrás, sin que lo muestren las cámaras, llega el australiano Matthews, uno de los favoritos, y el lituano Navardauskas. Cuarto, chocolate, Kristoff. Y quinto un español que siempre está ahí pero nunca remata en los mundiales, que se retirará, cuando llegue el momento, sin oro. Por él, y porque la selección que le "arropa" no rompe la carrera para evitar que los cuatro primeros lleguen. Del segundo al 25, todos juntos, con Valverde quinto, a tres segundos del oro.

Único español entre los mejores. Él sólo, como suele pasar. Pero para sólo, el campeón. Eran tres de su país. Y no le importaba. Igual que a Kwiatkowski el año anterior. No cuentan los corredores que te acompañan. "Luego pasa lo que pasa en los mundiales", avisó Purito. Y así ocurrió. Ni medalla, ni sensación de lucha por ella. Sagan es de oro. Como en cada carrera. Porque es un espectáculo. Por ganas y por estilo. El arco iris se lucirá mejor que nunca.

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