Seguramente podrá considerarse ya como una de las mayores sorpresas en la historia del deporte contemporáneo. La victoria de Japón ante Sudáfrica en la Copa del Mundo de Rugby de Inglaterra por 34-32, gracias a un ensayo en el tiempo de prolongación de Karne Hesketh, ha puesto patas arriba el mundo de la pelota ovalada.
Desde 1991 el equipo del país del Sol Naciente no ganaba un partido en una fase final de un mundial, y ha ido a hacerlo precisamente ante una de las selecciones más poderosas del planeta. Los springboks, una de las tres grandes potencias del hemiferio sur, junto a Nueva Zelanda y Australia, y campeones en su país en 1995, y en Francia en 2007, sufrieron de esta forma en Brighton una de las derrotas más inesperadas de su historia.
Tras este partido, enmarcado en el grupo B, Sudáfrica no puede permitirse ningún tropiezo más si no quiere verse fuera de los cuartos de final, algo que sería sin duda un fiasco histórico. Además de Japón y los africanos, también forman parte del grupo Estados Unidos, Samoa, y Escocia.